La economía en Tenochtitlan


Trabajo de Seminario, 2000

16 Páginas, Calificación: 1


Extracto


Índice

1. HISTORIA Y ECONOMÍA

2. EL COMERCIO

3. LA AGRICULTURA
3.1. LA AGRICULTURA - UN SISTEMA CALENDÁRICO

4. LAS CHINAMPAS

5. PRODUCCIÓN ESPECIALIZADA DE ARTESANOS

6. TIANQUIZTLI, EL MERCADO

7. FUENTES

1. HISTORIA Y ECONOMÍA

Como un dato interesante se debe mencionar que la región lacustre donde se expandió la ciudad de México anteriormente estuvo casi deshabitada. Quizá sólo sirvió de asiento de pescadores y recolectores de productos lacustres y paso obligado de las caravanas de comerciantes. Los mexicas, después del descalabro que sufrieron al intentar establecerse en el área de Chapultepec (principios del siglo XIV) y tras breves asentamientos en varias regiones ribereñas, lograron finalmente fundar una población estable hacia 1325. Años más tarde la ciudad se dividió en dos grandes porciones: México - Tenochtitlan al sur y México - Tlatelolco al norte. La posibilidad de supervivencia en un medio acuático se debió a que eran portadores de una cultura que se conoció como atlacachichimeca, es decir, “gente chichimeca que vive en el agua”. Como Aztlán, la tierra donde originalmente residían los mexicas, se describe como una isla en medio de un lago, los mexicas construían chinampas y así fueron capaces no sólo de sobrevivir sino de hacer crecer su ciudad.

Es probable que en las primeras fases de desarrollo, los mexicas hayan tenido una economía basada en la caza, pesca y recolección de productos lacustres, la cual se complementaba con una producción limitada de maíz. Como mercenarios de señoríos más poderosos, también adquirían parte del botín que a veces consistía en materias primas necesarias para manufacturar objetos suntuarios o de uso de la nobleza. Esta primera etapa que muestra los orígenes muy modestos de los mexicas, con una sencilla economía, terminaría hacia 1431 con la derrota del señorío tepaneca de Azcapotzalco. Los vencedores, Itzcóatl de Tenochtitlan y Nezahualcóyotl de Texcoco - Acolhuacan, crean una organización política expansiva junto con Tlacopan o Tacubaya, y que ahora es conocida como la Triple Alianza.

Con la creación de mecanismos efectivos de expansión y conquista, el modo de vida de los mexicas y sus aliados cambió radicalmente. A partir de ese momento se inicia la llegada de tributos en especie y también mano de obra que será utilizada, junto con la local, an la construcción de chinampas, acueductos y canales. Los nobles (pipiltin) consolidan su poder al convertirse e planeadores de la economía, la cual se inserta en una dinámica de rápido crecimiento, que no se detendrá hasta el tiempo de la conquista. Con la subyugación temprana de los pueblos ribereños, particularmente los señoríos de Chalco y Xochimilco, los mexicas tuvieron acceso a cantidades regulares de maíz y otros productos alimenticios. Una consecuencia directa de la llegada de este importante tributo parece haber sido al cambio de productos cultivados en las chinampas y el incremento de las actividades no -agrícolas entre la población mexica. Los campesinos se dieron cuenta de la convenienca de transformar sus reducidas áreas de cultivo de alta producción en huertos de hortalizas, a cuales, en un entorno urbano en crecimiento, ofrecían mayores ganancias, en especial si estos productos se transportaban directamente para ser intercambiados en los mercados.

También las fuentes documentales y la arqueología dan noticia de una buena cantidad de calpullis o barrios donde se realizaban actividades artesanales de muy diversa índole, así como de un gran número de habitantes dedicados de tiempo completo al comercio, el sacerdocio, las funciones castrenses y la administración pública. Otro evento importante acaecido hacia 1473, durante el gobierno de Axayácatl, fue la “guerra civil” entre las ciudades mexicas de Tenochtitlan y Tlatelolco, que trajó como consecuencia, entre otras cosas, una mayor influencia y control de los tenochcas sobre el poderoso grupo de comerciantes (pochtecas) establecidos en el mercado tlatelolca y que realizaban actividades que hay se llamaría intercambio “internacional” (truegue). Finalmente, las dos economías mexicas, la imperial - tributaria - y la comercial de rutas de larga distancia quedaban sujetas a una misma organización bajo la égida de los administradores tenochcas.

Al final de la historia independiente de los mexicas, el segundo Motecuhzoma, el Xocoyotzin (1502 - 1520), dirigió sus esfuerzos hacia la vigorosa reorganización de la sociedad mexica y el imperio, con el propósito de consolidar plenamente la hegemonía social, política y económica de los pipiltin de Tenochtitlan. Para ello expulsa a la gente del pueblo, los no nobles (macehualtin), de los puestos públicos que Ahuízotl, su predecesor, les había otorgado durante la gran expansión imperial de fines del siglo XV. Frena también el poder de los pochtecas, el cual se hacía cada vez más visible en su estilo de vida y, como un golpe final de la Triple Alianza, justifica, a través de una ideología de destino manifiesto materializada en imponentes esculturas y otras obras de arte, la supremacía de Tenochtitlan sobre Tlacopan y Texcoco sobre todos los asuntos concernientes a los tributos y administración de los pueblos conquistador.

Para el tiempo de la llegada de los conquistadores hispanos, las ciudades gemelas de Tenochtitlan y Tlatelolco eran ya conglomerados urbanos de extraordinarias proporciones, con una vida cotidiana compleja. Su extensión era de aproximadamente 13 kilómetros cuadrados, con una población que se ha calculado entre 150 000 y 200 000 personas. Es probable que en 1519 la ciudad de México y el resto de la región lacustre y zonas aledañas (más o menos el actual Distrito Federal y municipios conurbados del Estado de México) sumaran cerca de 400 000 habitantes en un área de 370 kilómetros cuadrados. Ahí se asentaban nueve centros administrativos provinciales y un sinnúmero de medianas y pequeñas poblaciones. Estas impresionantes cifras nos muestran una zona metropolitana que ha sido considerada como la más densa concentración urbana en toda la historia prehispánica de México. Los mexicas se dieron cuenta que para mantener una enorme población y sostener un crecimiento constante requerían del tributo de las regiones maiceras cercanas a la urbe y que lo produjeran intensamente. Esto fue posible a mediados del siglo XV después de la sujeción final de los pueblos chinamperos de los lagos sudorientales. En ese tiempo la ciudad de México y sus alrededores habían sufrido una gran hambruna que duró de 1450 a 1454. La decisión del primer Motecuhzoma fue la de no volver a atravesar por esta situación que ponía en riesgo la expansión imperial.

2. El comercio

El comercio organizado era otra de las importantes actividades económicas del pueblo mexica. Los comerciantes (pochetca) eran personajes que, en general, se tenían en gran estima y su nivel social era suficientemente elevado, aunque esto no los eximía de pagar tributo. Los pochteca se dirigían a diversas zonas trazadas como rutas comerciales - llegando incluso hasta la zona maya o el actual Panamá - con el fin de traer o intercambiar productos para comerciar en los mercados establecidos o tianguis. Los medios para comerciar eran: la compra, teniendo como moneda básicamente al cacao,(aunque había otros objetos utilizados como tal), y el trueque de mercancías, equivalentes en valor, aunque no forzosamente del mismo carácter. Dadas sus aventuradas incursiones por territorios en ocasiones enemigos, los pochteca también eran espías al servicio de los gobernantes mexicas.

3. LA AGRICULTURA

Se puede decir con exactitud que la dieta de los pueblos de la antigüedad mexicana fue escencialmente vegetariana. Los nobles, más que la gente común, tuvieron acceso a alimentos de orígen cárnico como guajolotes (huexólotl), perros(xoloitzcuintli) aves y pescados. La dieta del pueblo se basó en granos y otros vegetales, así como alimentos recolectados de ambientes lacustres como la espirulina, algunas frutas, hierbas y tubérculos.

Se conocen dos principales grupos de productos que servian a la dieta no sólo de los mexicas sino de casi todos los pueblos mesoamericanos. El primero se podría llamar de la “canasta básica”, como el maíz, al amaranto, frijoles de diversos tipos, jitomates y tomates, chía, diversas variedades de calabazas, nopales, tunas, hierbas para condimentar y el aguamiel de maguey (que fermentado se convierte en pulque). Un segundo grupo lo conforman los productos a los que sólo tenían acceso los nobles y, en ocaciones, artesanos y comerciantes poderosos. El principal de ellos era el cacao para preparar chocolate, que originalmente era traído a la ciudad de México por los pochtecas desde regiones distantes en el sureste de México. En la época del tlatoani Ahuizotl (1486 - 1502), tras una campaña militar, se convirtió en el tributo de dicha región. También en este grupo entrarían las frutas tropicales, la vainilla y la miel de abeja. Por su alto costo, estos productos eran exclusivos de la élite, sin embargo, también existía una prohibición de ser consumido por los macehualtin. En las fibras para manufacturar textiles también se marcaban los rangos sociales. El muy apreciado algodón, que no crece en los altiplanos y cuyas fibras tenían que importarse de los valles de Cuernavaca y otras regionas más distintas, era un particular símbolo de estatus de pipiltin y solo las mujeres nobles podían hilarlo y tejerlo en prendas de alta calidad. La gente del pueblo utilizaba prendas manufacturadas con fibras de maguey. Esta planta era una fuente de productos útiles como las citadas fibras, el aguamiel y las agujas. También cumplía con la importante función de detener la tierra para evitar deslaves y servir como marcadores o mojoneras de propiedad territorial.

La “pieza de resistencia” de la agricultura mesoamericana fue el maíz, una planta que hace miles de años existía humildemente como una gramínea silvestre y que, gracias a la acción humana, se convirtió en un porderoso alimento que contribuyó al desarrollo de importantes núcleos de población. Precisamente por la artificialidad de su desarrollo, el maíz es una planta vulnerable a la falta o exceso de agua y a las altas o bajas temperaturas y su ciclo agrícola debe realizarse en tiempos muy bien determinados. En el Altiplano Central la tierra se preparaba entre enero y marzo, se plantaba al maíz en abril y principios de mayo y se cosechaba en noviembre y en ocasiones a principios de diciembre. En las tierras tropicales y semitropicales se podían alcanzar hasta dos cosechas; pero lo regular, contando sólo con el agua de las lluvias, era una.

Los cultivos mencionados eran producto de la agricultura de temporal o de regadío. El regadío requería de una organización del trabajo de individuos, familiares o poblaciones enteras. Se usaban canales , dique y terrazas, las cuales se regaban con aguas de manantiales o semiestancadas que contenían nutrientes naturales. En el terreno de los fertilizantes los mexicas y el resto de los grupos mesoamericanos no contaron con el estiércol de los grandes mamíferos domesticados en el Viejo Continente, pero utilizaban otro tipo de fertilizantes como vegetación descompuesta de bosques y lagos, e inclusive, con los riesgos de higiene que ello implica, excremento humano, el cual era recolectado en depósitos especiales ubicados en las calzadas de la gran ciudad y que también servía para curar pieles y manufacturar sal. Pero el barbecho (tlacólol), el necesario periodo de descanso y la rotación de cultivos eran los pricipales mecanismos que se usaban para mantener le fertilidad de los terrenos de cultivo.

3.1. La agricultura - un sistema calendárico

La agricultura era una actividad que se regía por un sistema calendárico. El tiempo fue (según la mitología azteca) creado por la pareja de dioses Cipactonal y Oxomoco y por Quetzalcóatl, con el fin de dar secuencia, organización y planeación a los fenómenos terrenales y divinos. El tiempo divino - que constaba de 260 días - consignaba los rituales en calendarios básicamente adivinatorios; el tiempo terrenal estaba organizado por un calendario solar, determinado por las épocas de sequía y de lluvias y regía las actividades agrícolas. Estaba dividido en 18 meses de veinte días, más cinco días que llamaban nemontemi, y que por considerarse aciagos no se celebraba en ellos ninguna fiesta, pero con los cuales se completaba el ciclo de 365.

Las ceremonias a los dioses tutelares de cada mes o veintena se regían por este calendario; muchas de esas fiestas estaban dedicadas a Tláloc y a los dioses de la fertilidad. Además de este dios, había muchas otras deidades relacionadas también con la actividad agrícola. Una de ellas era Chalchiuhtlicue, compañera de Tláloc, diosa del agua de los ríos, lagos, lagunas y, probablemente, también del mar. Otras deidades eran: Chicomecóatl, diosa principal del maíz y de los mantenimientos; Xilonen, la diosa del maíz tierno; Cintéotl, dios del maíz en general; Xipe-Tótec, dios de la fertilidad, de la primavera y de la vegetación; y Mayahuel, diosa del pulque y del maguey, entre muchos otros dioses, que intervenían de una u otra manera en el proceso de fertilización de la tierra.

4. LAS CHINAMPAS

El crecimiento poblacional de los mexicas y sus vecinos sólo podía ser posible gracias a la utilización sistemática de chinampas, un tipo de agricultura de alto rendimiento en espacios reducidos.

Tras la conquista tenochca de los pueblos de Xochimilco y Chalco, el abasto de la ciudad de tan importante alimento quedaba asegurado. Son varias las ventajas que ofrece: su cultivo puede ser continuo con una productividad cuatro veces mayor que el cultivo seco; se pueden usar secciones como almácigos i viveros para las plantas pequeñas; los canales sirven tanto para su irrigación como vías para transportar gente y productos, y su fertilidad está casi garanizada debido a la renovación de la tierra, la cual es removida del fonfo del lago, pantano o río y coloca sobre la chinampa. Por otro lado, para que la chinampa fuera funcional requería de campesinos dispuestos a trabajar en una paciente y cuidadosa construcción sobre el medio acuático, colocando capas alternadas de lodo, vergetación y desechos, capas que eran ancladas y protegidas con ahuejotes, árboles cuyas raíces mantenían la tierra unida. Además la chinampa no podía establecerse en cualquier lago, río o pantano. Sólo era ventajoso construirlas en áreas de poca profundidad, sin fuertes corrientes y con abundancia de agua dulce. Antes de 1519, aparte de la ciudad de México y los lagos de Xochimilco y Chalco, las chinampas florecieron en algunas partes del río Cuauhtitlan y el norte del lago Xaltocan. Es importante aclarar que la construcción y mantenimiento de las chinampas no fueron inventos de los mexicas y ni siquiera de sus predecesores como los chalcas o xochimilcas, quienes las usaron intensamente. En excavaciones arqueológicas se han reconocido chinampas “fosilizadas” de una antigüedad entre aproximadamente los siglos VI y I a.C., pero fue en las últimas fases de la historia prehispánica cuando se intensificó extraordinariamente su uso en la cuenca lacustre del Altiplano Central. Finalmente, como dato curioso, a las chinampas se les ha conocido popularmente con el nombre de “jardines flotantes”; en la realidad sí se usaron para cultivar exclusivamente flores, pero nunca flotaron sobre las aguas. Cuando una familia mexica veía su chinampa moverse, esto significaba una verdadera tragedia: era el peor síntoma de una deficiente construcción.

5. Producción especializada de artesanos

En tiempo reciente la imagen de una ciudad de México prehispánica habitada mayormente por campesinos dedicados al cultivo de maíz en sus chinampas se ha puesto a prueba. Algunos investigadores plantean la posibilidad de una importante agricultura de hortalizas y flores, que podía desarrollarse gracias a que la demanda de maíz era cumplida con el constante flujo de tributo de esta gramínea. En esta misma dirección de especialización de actividades, los gremios de artesanos, establecidos en secciones especiales, parecen haber proliferado en un ambiente de gran cosmopolitismo, donde las necesidades primarias eran satisfechas con el tributo o los productos adquiridos en el mercado. Los simbiosis correcta era: los artesanos recibían materias primas de alta estima como obsidiana de gran calidad, jade, turquesa y otras piedras semipreciosas, basaltos, cobre, plata, oro y plumas preciosas que llegaban como intercambio o tributo. Con estas materias primas se realiziaban objetos de gran utilidad o estupendos trabajos de artesanía, con los cuales los artesanos pagaban las materias primas que habían adquirido del gobierno central o de los pochtecas - quienes, a su vez, los transportaban a otros mercados -, y además podían intercambiarlos en el mercado por alimentos y otros mercerías. Son famosas las descripciones en las fuentes escritas después de la Conquista que hablan de los calpullis o barrios de lapidarios, artesanos de la pluma y de los metales. La transmisión del conocimiento de las técnicas sólo se realizaban de padres a hijos; era un secreto profesional muy bien guardado.

Se cree que algunos calpullis de macehuales también realizaban actividades de manufactura de “medio tiempo” haciendo artículos de uso doméstico y cotidiano como cerámica, recipientes hechos de calabazas, esteras y canastas. Como las artesanías suntuarias, las de los macehuales eran producto de “microindustria”, donde no era necesario dispersar más allá del grupo familiar la “cadena de producción”.

6. TIANQUIZTLI, el mercado

Los „supermercados“ eran lugares muy amplios, llenos de actividad, donde diariamente se reunian hasta 25 000 personas. Todas las mercancías se mostraban de acuerdo con su origen y naturaleza y en riguroso orden. Había jueces y supervisores que, además de recoger los respectivos impuestos para la administración estatal, verificaban que las transacciones fueran justas, muchas de las cuales se realizaban a través del trueque. En la época final de la historia méxica se llegó a utilizar una especie de „monedas“, objetos para realizar intercambios que tenían, más o menos, un valor constante y que eran aceptados generalmente. Los más comunes fueron los granos de cacao - y que sobrevivieron a la Conquista - „una moneda que crecía en los árboles“. También se usaron piezas tejidas de diferentes tamaño y decoración (cuachtli y tencuachtli), cañones de plumas rellenos de polvo de oro, cascabeles y pequeñas hachas de cobre y cuentas hechas de piedras semipreciosas o de conchas de gran rareza. Las transacciones comerciales requerían de gran pericia y experiencia, ya que no era fácil combinar estos objetos con sus respectivas equivalencias. Además, en una etapa tardía, cuando se intensificó la actividad comercial an los mercados, los usuarios tuvieron que enfrentarse a la falsificación de los granos de cacao, a los cuales se les sacaba la pulpa y se les introducía arena.

7. Fuentes

http://www.archaeology.la.asu.edu/tm/Pages/sala7.htm

2.http://www.geocities.com/Heartland/Meadows/3800/tenochtitlan_3html

3. Nuestros orígenes 1 - ensayos sobre la ciudad de México

Obtengamos piedra y madera, paguémosla con lo que se da en el agua: los peces, renacuajos, ranas, comaroncillos, moscos acuáticos, culebras del agua, gusanillos laguneros, patos, y todos los pajaros que viven en el agua.

Luego dijeron: Asi se haga. En seguida se pusieron a pescar, atraparon, cogieron peces, ajolotes, camaroncillos, ranas y todos los pájaros ,oue sisen en el agua.

Y en seguida fueron a vender y a comprar. Luego regresaron.

Vinieron hacia acá con piedra y madera, la madera era pequena y delgada. Y con esta madera, nada gruesa, toda ella, la madera delgada, con ella cimentaron con estacas, a la orilla de una cueva, así echaron las raíces del poblado y el templo de Huitzilopochtli

El adoratorio aquel era pequeñito. Cuando se vio la piedra, cuando se vio la madera, en seguida empezaron, apuntalaron el adoratorio.

Y de nuevo, por la noche, dio orden Huizilopochtli, hablo, dijo: Escuchad, oh Cuauhtlequetzqui, oh Cuauhcóatl, estableceos, haced partición, fundad señoríos, por los cuatro rumbos del universo...

El cronista Alvarado Tezozómoc en su Crónica Mexicáyotl

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Detalles

Título
La economía en Tenochtitlan
Calificación
1
Autor
Año
2000
Páginas
16
No. de catálogo
V95599
ISBN (Ebook)
9783638082778
Tamaño de fichero
499 KB
Idioma
Español
Palabras clave
Tenochtitlan
Citar trabajo
Anne Sandow (Autor), 2000, La economía en Tenochtitlan, Múnich, GRIN Verlag, https://www.grin.com/document/95599

Comentarios

  • visitante el 23/3/2007

    muy bien.

    Me parecio una descripcion genial, con algunas faltas de ortografia, pero en si, muy buena

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Título: La economía en Tenochtitlan



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