David Alfaro Siqueiros y su pintura mural: Entre arte político y propaganda política


Tesis, 2010

123 Páginas, Calificación: 10


Extracto


INDICE

INTRODUCCIÓN

I. ANTECEDENTES HISTORICOS: EL MUNDO EN QUE VIVIÓ DAVID ALFARO SIQUEIROS
a) 1900-1920
b) 1920-1940
c) 1940-1960
d) 1960-1970

II. ARTE: ESTÉTICO Y POLÍTICO

III. ARTE POLÍTICO Y PROPAGANDA POLÍTICA

IV. SIQUEIROS: JUVENTUD, MADUREZ Y VEJEZ
a) JUVENTUD: CON TRAJE DE MILITAR Y UN POCO DE CARBONCILLO
b) MADUREZ: UN ARTISTA MULTIFACÉTICO
c) VEJEZ: CONJUGACIÓN ENTRE PINTURA Y ESCULTURA

V. SIQUEIROS Y LA PINTURA REVOLUCIONARIA: UNA VISIÓN DE SU IDEOLOGÍA EN EL MURALISMO
a) JOSÉ CLEMENTE OROZCO Y DIEGO RIVERA: DIFERENCIA DE IDEOLOGÍAS

VI ANALISIS DE TRES OBRAS ARTÍSTICAS MONUMENTALES
a) LOS ELEMENTOS
b) RETRATO ACTUAL DE NUESTRO MÉXICO
c) NUEVA DEMOCRACIA

CONCLUSIONES

BIBLIOGRAFIA

ANEXO:

INTRODUCCIÓN

El hombre puede ser concebido como ser racional, creador de lenguajes y símbolos, como un ente que se haya comprometido con el mundo exterior, y que tiene el deseo de transformar su realidad. Para lo mismo, ha desarrollado las capacidades de sus sentidos, es decir, con la finalidad de crear diversas formas de discurso para poder interactuar activamente con la realidad.

Una de estas formas de comunicación se manifiesta en la representación y creatividad artística, la cual no sólo sirve como medio para alcanzar la catarsis y excelsitud individual, sino también como medio de comunicación, simbolización, educación y socialización de valores, técnicas, ideas, sensaciones, etc. Aquellos factores expresan en conjunto un universo simbólico de representación que emite un número determinado de mensajes constituidos por secuencias de elementos que son integrados a la cultura mediante recursos lingüísticos. Formando parte del concepto moderno de cultura política toda esa serie de información perdura a través del tiempo, mientras que constituye la opinión pública todo aquello que puede cambiar. De tal modo, el arte es uno de los elementos más importantes para entender cómo está configurada esa cultura política así como las reflexiones que la hacen cambiar.

Cabe señalar, que esta representación artística en las sociedades modernas tiende a reducir y disociar el concepto de arte exclusivamente a un objeto de consumo, lo cual trae como consecuencia la pérdida de su esencia estética y simbólica representante de una fuente de conocimiento que forma parte del quehacer humanístico del hombre.

La preocupación de este fenómeno radica en la poca percepción y significación que se le adjudica al arte. Aquella depende de la originalidad del mensaje que se encuentra expresado en la obra de arte y de su grado excelso de complejidad para ser comprendida, descifrada e interpretada.

No solamente se ve a las manifestaciones artísticas, en este ensayo, como estudio de los sentimientos; también son percibidas desde su dimensión política, a partir del contexto histórico que las ve nacer y desarrollarse, partiendo de sus pretensiones estéticas y comunicacionales. La obra de arte se transforma así en un continuo jugueteo entre una concepción del mundo subjetivo y una realidad contextual objetiva que le inspira.

Al ser el arte una parte esencial dentro de la cultura política y de la opinión pública es importante señalar cómo es que se va desenvolviendo dentro del ámbito de la comunicación política.

“La comunicación política es un intercambio de información entre los gobernantes y los gobernados, a través de canales de transmisión estructurados o informales”.[1]

“La comunicación implica poner algo en común… La comunicación política busca satisfacer lo esencial las exigencias del sistema político, que son, a saber, sobrevivir, adaptarse, alcanzar sus objetivos, no desnaturalizarse; es decir, responder a una necesidad precisa: asegurar el acuerdo entre los gobernantes y gobernados”.[2]

La comunicación política sería aquella área de estudio que estaría encargada de analizar los intercambios de información entre gobernantes y gobernados. Esos distintos modos de comunicación estarían dados por diferentes vías. De abajo hacia arriba, mediante las contiendas electorales y mediante la puesta en marcha de la maquinaría para el juego democrático. De arriba hacia abajo, en cambio, se tendrían diferentes modos a través de los medios masivos de comunicación, mediante la creación de sistemas educativos o culturales, etc. Entre todas las posibilidades de manifestación de la cultura política uno de los escenarios más importantes es el arte.

Para Rawls: “La cultura política (pública) puede adoptar dos vertientes de pensamiento en un nivel muy profundo. Ciertamente, esto debe ser así en lo que respecta a una controversia tan prolongada como la que concierne a la interpretación más apropiada de la libertad y de la igualdad…Esta idea dice que la cultura política es el fondo compartido de ideas básicas y principios implícitamente reconocidos”.[3]

De tal modo, la cultura política vendría a constituir todo este cúmulo de ideas mediante las cuales se entienden la libertad y la igualdad. Sobre la base de un fondo común compartido por los ciudadanos, el lugar de debate de esas ideas se dará en el derecho, en la política, en la economía y en la estética, entre otras más. La comunicación política encontraría su arena de cultivo más natural en el juego democrático que hace posible la sociedad civil. En este esquema, es importante notarlo, la sociedad civil se encuentra ubicada entre las autoridades estatales y el ciudadano, es su medio de comunicación. Los artistas son concebidos entonces como creadores de un discurso de crítica o apología política, discurso puesto en marcha desde la sociedad civil.

La comunicación política se distingue de otro tipo de comunicación en el hecho de que ésta pone atención única y exclusivamente en la relación entre distintos objetos políticos. Por lo mismo se ha dicho: “La cultura política de una nación consiste en la particular distribución entre sus miembros de las pautas de orientación hacia los objetos políticos”.[4] Por otra parte, podemos decir que los objetos políticos son, a grandes rasgos, los siguientes:

1. Roles o estructuras específicas (cuerpos legislativos, ejecutivos o burocráticos),
2. Titulares de dichos roles (monarcas, legisladores y funcionarios),
3. Principios de gobierno, decisiones o imposiciones públicas y específicas.

En la obra de un artista como Siqueiros se puede ver el juego de ideas entre libertad e igualdad, de la misma manera que se puede identificar una constante remisión a objetos políticos. Su obra forma parte del quehacer de la cultura y la comunicación política porque forma parte de la historia que escribe la sociedad civil respecto a sus ideas más valiosas. Su obra permitió generar tres tipos de orientaciones que siempre han sido consideradas como importantes en la conformación de la cultura política:

1. Orientación cognitiva: conocimientos y creencias acerca del sistema político, de sus papeles y de los recurrentes de dichos papeles en sus aspectos políticos (inputs) y administrativos (outputs),
2. Orientación afectiva: se refiere a los sentimientos acerca del sistema político, sus funciones, personal y logros, y
3. Orientación evaluativa: son los juicios y opiniones sobre objetos políticos que involucran típicamente la combinación de criterios de valor con la información y los sentimientos.

Entonces la dimensión política del arte, el arte político, constituye una parte medular de la conciencia crítica de las sociedades políticas y de la humanidad entera. Aquella dimensión presupone la existencia de una fuerza volitiva que emerge como fuerza motora del trabajo artístico y que es expresada para alabar o repudiar al conglomerado de lo social y a la realidad en la que interactúa. De tal forma, permite llevar a cabo el diálogo de la obra de arte con la realidad socio-política en la que se inspira.

La concepción de arte político muchas veces puede ser confundida con propaganda política. Sin embargo, ambos términos tienen finalidades distintas, pues explican dos modos diferentes del quehacer político. La función comunicacional en ambos es primordial, pero el primero de ellos trata de mostrarnos mayor validez comunicativa en los mensajes que expresa, pues se remite a ideas trascendentales o universales, no a preferencias contingentes o particulares. Mientras tanto, la propaganda política se basa en una forma de comunicación sencilla y directa que no exalta las cuestiones estéticas. Contrariamente, el arte político hace uso de la estética y de la conjunción de forma y contenido para tratar de conmover al espectador, sugiriendo la puesta en movimiento de la reflexión social.

A pesar de las diferencias que existen entre estos modos de comunicación existe una delgada línea en la conjugación de ambos. Ésta la podemos ver reflejada en el movimiento artístico de inicios del siglo XX y en específico en la obra mural de David Alfaro Siqueiros. Este artista es reconocido por la conjugación de su militancia política y su gran trabajo artístico, alcanzando los mejores resultados en experimentación plástica con la finalidad de transformar su realidad y buscar otros espacios de diálogo y retroalimentación. El trabajo de Siqueiros tiene una gran importancia para la comunicación entre gobernantes y gobernados, siendo una fuerza surgida de la sociedad civil.

Su obra es fiel reflejo de arte político, porque está cargada de significaciones ideológicas concebidas en esta delgada línea que distingue a la propaganda del arte político. Esta confusión se hace más patente en su constante rebelión contra la opresión y la defensa de las luchas populares. Lucha plasmada en un arte monumental que refleja la gran fuerza dramática respecto a la vida social y política de la posguerra. Los valores que crítica Siqueiros así como el código de interpretación que propone pueden ser comunicados por medio de la emoción plástica, la cual, a su vez, puede ser aplaudida, censurada o institucionalizada.

En el primer apartado del presente ensayo se estudiará la conformación histórica de los movimientos artísticos en nuestro país de finales del siglo XIX a finales del siglo XX, periodo en el que vivió Siqueiros. Cabe señalar que en dicho proceso de análisis se entremezclan los acontecimientos políticos– económicos-sociales de mayor importancia en México.

Así se repasa el final del siglo XIX y principios del XX partiendo de la última reelección de Porfirio Díaz y la búsqueda de un país erigido a imagen y semejanza de las naciones europeas. En tanto que la Academia de San Carlos, basada en el método de enseñanza del Clasicismo, comienza a descubrir un nuevo concepto de arte mexicano, dejando a un lado las tendencias extranjeras. Se estudia el desarrollo de los paradigmas artísticos durante la revolución mexicana y los diferentes cambios suscitados en el periodo revolucionario. Finalmente se repasa la situación de los movimientos artísticos durante el periodo de desarrollo estabilizador que va de 1940 a 1970. Para ese entonces la visión de un arte nacionalista es rechazada y se busca una transición en la plástica Mexicana, surgiendo nuevos movimientos que hacen de las artes plásticas una revaloración de expresiones.

El segundo apartado es la columna vertebral de este trabajo a nivel teórico, ya que ahí se expone y explica la diferencia entre arte político y arte estético, tomando en consideración las concepciones de distintos filósofos y estudiosos de la estética. A grandes rasgos, propongo una serie de lineamientos para distinguir al arte político de la propaganda política desde el punto de vista de su funcionalidad y sus recursos.

Posteriormente, se realiza una descripción de la vida y obra de David Alfaro Siqueiros, distinguiendo tres periodos: juventud, madurez y vejez. En tales escenarios se estudiará y distinguirá su perfeccionamiento e innovación en el ámbito artístico, su desarrollo intelectual, en donde se conjuga su carácter crítico y su fuerte convicción social. Así mismo, se resalta su pasión por los movimientos políticos y sindicales. Toda esta trayectoria nos indica una razón de ser de cada una de sus obras.

Después, se realiza un estudio referente a su ideología, en relación con los acontecimientos que surgen en el país y en el extranjero. Resaltando en tal exposición su participación política en dichos sucesos y la concepción de su tiempo transportada e interpretada en su obra artística. Igualmente, se hará un breve repaso del lugar que ocupó Siqueiros respecto a los otros dos grandes muralistas mexicanos: Clemente Orozco y Diego Rivera.

En el último apartado, de acuerdo con todo el material aportado, se realizará el análisis de tres obras de Siqueiros, para explicar la forma en la que su labor artística fue madurando hasta situarse en un activismo político que hace uso de recursos estéticos y propagandísticos simultáneamente. Cabe señalar que dicho análisis no se llevará a cabo de modo exhaustivo, sino que únicamente servirá de apoyo para argumentar nuestras concepciones respecto al análisis de arte político y propaganda política.

Esta última etapa nos ayudará a explicar por qué la obra artística de Siqueiros se encuentra entre la propaganda política y el arte político.

I. ANTECEDENTES HISTORICOS: EL MUNDO EN QUE VIVIÓ DAVID ALFARO SIQUEIROS.

A finales del siglo XIX y principios del XX México se encontraba inmerso en la cuarta reelección del presidente Porfirio Díaz (1896-1900). Tal hombre dirigió al país bajo la idea de progreso a partir de nociones propias de la burguesía europea. Por ello, los intelectuales se rigieron por la filosofía positivista y los poetas y pintores eran influenciados por los artistas franceses. México era entonces un país que buscaba su desarrollo a partir del modelo francés.

En ese mismo periodo, la sociedad se encontraba en crisis y eso se veía reflejado en la organización de grupos de lucha campesina y obrera contra el maltrato, la miseria y la burla. Por ejemplo: “en Río Blanco los obreros de la fábrica de tejidos protestaban porque bajo amenaza de multa se les prohibía llevar bufanda y leer periódicos, y debían dos veces a la semana extender sus jornadas hasta la medianoche”.[5] La opresión campesina mezclada con la tiranía gubernamental fracturaba a la sociedad desde sus cimientos.

En San Luis Potosí se crea, al propio tiempo, el Circulo Liberal. En sus inicios dirigido por Ponciano Arraiga, quien declara abiertamente que la Política de Díaz había olvidado todos los preceptos construidos en la Reforma y que era necesario un giro en el gobierno. La oposición empezaba a mostrarse explícitamente.

Un año más tarde de la reelección, en 1897, se inicia el concurso para la construcción del Palacio Legislativo y el manicomio de la Castañeda. El primero bajo la dirección del arquitecto francés Emile Bernard. Dicho proyecto nunca fue terminado en su totalidad a falta de recursos y por causa de las luchas revolucionarias. Sin embargo, la estructura de la cúpula fue rescatada por el arquitecto mexicano Carlos Obregón Santacilia para erguir un monumento que conmemora el movimiento que derrocó a Díaz y, así, convertirlo posteriormente en el Monumento a la Revolución.

El segundo fue un claro ejemplo del proceso de modernización que se pretendía alcanzar. Dicho edificio fue erigido e ideado por el ingeniero Porfirio Díaz hijo. Desde la política hasta el arte, la familia Díaz pretendía erigir un país a imagen y semejanza de las naciones europeas.

Mientras tanto, “el arte se encontraba concentrado en las aulas de la Academia de San Carlos, iniciando un arte propiamente mexicano de tendencia académica y romántica basada en el Clasicismo; también se empieza a dejar a un lado las tendencias extranjeras y se comienza a descubrir un nuevo concepto de arte basado en la autenticidad de la vida mexicana”.[6]

La Academia de San Carlos recibía en sus aulas al pintor Diego Rivera a la edad de diez años. Así mismo, José Clemente Orozco, dejaba las clases nocturnas de dibujo para ingresar a la Escuela de Agricultura de San Jacinto.

Una de las formas artísticas más representativas, en este periodo, fue el paisajismo, ejercido principalmente por José María Velasco, quien en la plenitud de su edad acababa de pintar tres de sus más extraordinarios visiones del Valle de México.

Otro de los representantes de la época que innovó la pintura mexicana en cuanto a técnica y expresión fue Gerardo Murillo (Dr. Atl) quien a la edad de veinticinco años partía rumbo a Europa gracias a una beca extendida por parte del Gobierno mexicano. Con este hombre comenzaría la migración de una ola de artistas al viejo continente en busca de nuevas técnicas y nuevos motivos para sus composiciones.

Nace entonces el denominado modernismo literario representado en la publicación de Prosas Profanas de Rubén Darío. En México, se publica la Revista Moderna (1897-1911), fundada por Jesús Valenzuela, importante órgano de difusión cultural de tendencia modernista. Tal revista “acogió igualmente variadas y hondas reflexiones sobre la perplejidad ante las nuevas y más acuciantes preguntas que la ciencia contemporánea venía a plantearle a la mente humana y el descontento con la fragilidad de las certezas que el positivismo prometiera”.[7] En este proyecto participa como ilustrador uno de los exponentes del arte moderno con esencia romántica, Julio Ruelas, quien refleja en su trabajo, la angustia, ideas y sentimientos respecto a la vida.

Otros representantes sobresalientes del arte fueron Saturnino Herrán, Joaquín Clausell, Hermegildo Bustos en pintura; y José Guadalupe Posadas, en grabado, entre otros.

a) 1900-1920

Aún bajo el régimen Porfirista, la década comprendida de 1900 a 1910 comenzó con la introducción de flamantes tecnologías al país: la inauguración del canal de desagüe en la Ciudad de México, la instalación de líneas de telégrafo, la creación de más de 10,000 oficinas de correo a lo largo de la Republica, así como la realización de un nuevo censo de población. Todos estos hechos hicieron olvidar, en cierta medida, los percances políticos que a la par se estaban generando.

A nivel social se generaban múltiples movimientos y rebeliones indígenas en contra de las condiciones laborales y la ausencia de ayuda por parte del gobierno. Para evitar dichas rebeliones es creada la Subsecretaria de Instrucción Pública (1901) cuya misión era mejorar las condiciones morales e intelectuales del pueblo. A la postre, las medidas adoptadas desde los órganos gubernamentales no fueron suficientes para revertir la tendencia respecto a un cambio radical.

El ambiente artístico durante esta etapa no solamente quería reflejar la vida pública de México. También existía un grupo de artistas que se preocupaban por una pintura de tendencia modernista abierta al mundo. Dicha tendencia adquirió cada vez más fuerza entre los artistas mexicanos, como lo muestra la contratación del artista catalán Antonio Fabrés para colaborar en los proyectos de la Academia de San Carlos.

En 1903, Porfirio Díaz designa como director de la Academia de San Carlos al arquitecto Antonio Rivas Mercado, “quién instaura en la institución el método del dibujo Pillet, basado en la copia de figuras geométricas”.[8] Él participó en la realización de la construcción de la columna en conmemoración de la Independencia de México. No obstante el diseño original era de los arquitectos norteamericanos Cluss y Shultz.

A su regreso de Europa en 1902, Gerardo Murillo (Doctor Atl), aportó a los pintores mexicanos la experiencia que tuvo con la corriente del Renacimiento italiano, la pintura monumental y el postimpresionismo. Impulsó, a través de la revista Savia Moderna, a aquellos artistas que no gozaban de merecido reconocimiento para exponer sus obras. El Dr. Atl se constituía entonces en precursor y mentor de un grupo de jóvenes promesas.

Para 1907 Diego Rivera presenta su primera exposición, con la cual gana una beca por parte del Gobierno del Estado de Veracruz, Sr. Teodoro Dehesa, gracias a ésta viaja a España y logra ingresar a la Academia Madrileña, iniciándose así en el realismo español.

Por otro lado, los hermanos Magón, Enrique y Ricardo, se veían obligados a exiliarse en Estados Unidos, debido a sus ideas políticas, anti porfiristas y al gran avance en materia obrera, así como a la creación del Partido Liberal Mexicano (PLM), que impulsaría a los obreros de la industria minera de Cananea (1906) y la industria textil de Río Blanco (1907) a huelga.

En 1909 se funda el Ateneo de la Juventud, a cargo de un grupo de intelectuales: Antonio Caso, José Vasconcelos, Martín Luis Guzmán, Alfonso Reyes, y Pedro Henríquez Ureña. “En sus actividades y conferencias critican la doctrina positivista que es la mentalidad dominante, así como al exacerbado gusto artístico afrancesado de la elite porfiriana”.[9]

1910 es el año en que irrumpe el estallido de la revolución mexicana y pone de manifiesto el comienzo de un nuevo siglo. Una nueva perspectiva para mejorar tanto en condiciones políticas, sociales, económicas y artísticas.

Poco antes del inicio de la revolución, el gobierno preparaba los festejos del Centenario de la Independencia, en donde se decidió que como homenaje pictórico debía de presentarse una exposición de artistas españoles. Ante tal contradicción irónica se puso de manifiesto el descontento de los estudiantes de la Academia de San Carlos, quienes protestaron ante la Secretaria de Instrucción Pública y Bellas Artes, dirigida entonces por Justo Sierra, argumentando el por qué a los artistas mexicanos no se les ofreció un espacio, cuando lo que se celebraba era la Independencia de México.[10]

El doctor Atl, en calidad de líder de los artistas mexicanos realizó algunas gestiones y como resultado de éstas se les favoreció con tres mil pesos para que realizaran una exposición colectiva. La exposición tuvo gran éxito. Entre los expositores se encontraron Saturnino Herrera, Germán Gedovius, Jorge Enciso, Francisco Romano Guillermin, José Clemente Orozco, Gonzalo Argüelles Bringas, Joaquín Clausell y el Propio Gerardo Murillo. Al respecto Laura González señala:

“Después del éxito de la exposición, los artistas antes mencionados organizan una sociedad con el nombre de Centro Artístico, cuyo objetivo era conseguir muros en los edificios públicos. Se pidió a la Secretaria de Instrucción Pública el anfiteatro de la Preparatoria”.[11]

A la par de dicho movimiento artístico, Francisco I. Madero se ponía al frente del movimiento en contra de la dictadura de Díaz, quien ese mismo año presentó su candidatura para una nueva reelección, promulgando el Plan de San Luis en donde declara nula esa elección y no acepta al presidente. En noviembre de ese año hace su entrada triunfal a la Ciudad de México.

Al haber derrocado al gobierno de Díaz se firma el Tratado de Paz en Ciudad Juárez, en el que se determinaba que León de la Barra ocuparía la presidencia interina para convocar a elecciones.

Francisco I. Madero reforma el Partido Liberal convirtiéndolo en Partido Constitucional Progresista, en el cual funge como presidente y José Ma. Pino Suarez como vicepresidente. Ya electo como presidente a comienzo de su mandato se ven reflejadas las diferencias que tuvo con Emiliano Zapata y Pascual Orozco quienes se sublevaron contra su gobierno.

La Revolución también resonó en las aulas de la Academia, alimentando el anhelo por nuevas direcciones en lo estético. Es por ello que en 1911 la Escuela Nacional de Bellas Artes, bajo la dirección de Antonio Rivas Mercado, vivía momentos de desacuerdo respecto a los métodos de enseñanza, sobre todo en la clase de anatomía impartida por el profesor Daniel Vergara Lope, quien utilizaba el método de dibujo Pillet, el cual no era plenamente aceptado por los alumnos.

La consecuencia de dicho malestar estalló en una huelga el 28 de julio de 1911. Los huelguistas, después de entrevistarse con el presidente Francisco León de la Barra, instalaron talleres en la Escuela Nacional de Artes y Oficios, “donde con el apoyo del director José A. Bonilla y del profesor de escultura Juan de Dios Fernández, se dedicaron a presentar una exposición, seguros de la justedad de su lucha. En agosto los estudiantes enviaron un memorial al secretario de instrucción pública, Vázquez Gómez que demuestra no sólo un gran anhelo de superación sino también una clara conciencia del papel del arte en una sociedad en proceso de cambio”.[12]

Después de varios meses estando en huelga, se realiza un intento de conciliación. El Subsecretario de Instrucción Pública, José López Portillo y Rojas a finales de 1911, autorizó al pintor Alfredo Ramos Martínez, para crear y dirigir una nueva Escuela Nacional de Pintura y Escultura. Es aquí cuando comenzó la rivalidad entre ambas instituciones, y Rivas Mercado, aún como director de la Escuela Nacional de Bellas Artes, desconoce la legitimidad de dicha institución.

A principios de 1912 llega a su fin el conflicto de la Academia, cuando el arquitecto Rivas Mercado presentó su renuncia y fue designado como director Jesús Galindo y Villa, quien nombra como director de la Academia de San Carlos a Alfredo Ramos Martínez.

En 1913 el general Bernardo Reyes, uno de los hombres más cercanos y fieles a Porfirio Díaz, comenzó una revuelta en contra de Madero, en la cual resultó herido Lauro Villar militar mexicano encargado de la defensa de Palacio Nacional durante la Decena Trágica. Fue sustituido Villar por Victoriano Huerta, quien se une a la rebelión en contra de Madero y libra un golpe de estado. Madero y Pino Suarez son entonces encarcelados y asesinados. Después de la muerte de Madero, Victoriano Huerta presenta su plan de gobierno y es reconocido como presidente.

En ese año se funda junto al Canal de Santa Anita, la primera Escuela de Pintura al Aire Libre, denominada bajo el nombre de Barbizon, Dicha institución desarrolló una tendencia modernista y mexicanista que se venía formando desde tiempo atrás. Esta nueva visión, en donde se representaba el medio y las costumbres de la sociedad mexicana, es influenciada por la pintura impresionista.

A su vez, al norte del país, en el Estado de Coahuila, se realizaba el Plan de Guadalupe, que declaraba ilegitimo el gobierno de Huerta y cuya finalidad era restablecer la legitimidad a partir de leyes y decretos. Las fuerzas constitucionalista al mando de Carranza se unen con la División del Norte liderada por Francisco Villa, en el Pacto de Torreón y es destituido de la presidencia Victoriano Huerta.

“El entusiasmo de la victoria contra el enemigo común encamina a las principales facciones que enfrentaron al usurpador; villistas, zapatistas y carrancistas, a celebrar la Convención de Aguascalientes, donde se proponen establecer nuevos pactos políticos para organizar las acciones de gobierno. Los carrancistas abandonan la convención, ante lo que villistas y zapatistas nombran al civil Eulalio Gutiérrez presidente provisional”.[13]

En ese mismo año en Austria era asesinado el archiduque Francis Ferdinand junto con su esposa, lo cual ocasionaría un mes después el inicio de la Primera Guerra Mundial; en la cual el gobierno de Alemania ofreció una alianza contra el gobierno de los Estados Unidos. Dicha oferta no es aceptada y México no se inmiscuye en esta guerra.

En el aspecto artístico, se generaba un cambio en la dirección de la Escuela de Santa Anita, Alfredo Ramos Martínez deja la dirección de ésta y su sucesor es Gerardo Murillo, quien realiza un nuevo programa de estudios con el fin de integrar la política dentro de la Academia.

Cabe señalar que en esta etapa Gerardo Murillo se incorpora a la corriente constitucionalista que apoyaba a una facción política. Creando un periódico que se llamó La Vanguardia, y como partidarios del presidente Carranza, participaban en esa publicación hombres como: Miguel Ángel Fernández y Francisco Román como dibujantes, y como caricaturistas José Clemente Orozco.

Para 1915 Venustiano Carranza firma el Pacto de la Casa del Obrero Mundial, en donde la COM se comprometía a acelerar el triunfo de la revolución mandando a los grupos de trabajadores, reconocidos como batallones rojos, para extender su presencia ideológica en varias entidades de la República.

“Venustiano Carranza en ese año ordenó transformar el Fuerte de San Juan de Ulúa en museo y los mismos redactores de La Vanguardia recibieron el encargo de realizar grandes pinturas alusivas a los principales acontecimientos ocurridos en esta fortaleza”.[14]

El siguiente año fue reconocido por el levantamiento de obreros, provocado por las carencias sufridas. Para ese entonces Carranza decreta pena de muerte a huelguistas en entidades del sector público.

A la par de dichos hechos, el pintor Diego Rivera se encuentra en París, donde trabaja intensamente y encuentra cierta simpatía en la pintura francesa de Renoir, Cezanne y Gauguin.

Para 1917, siendo presidente Venustiano Carranza, el país queda constituido como republica democrática y federal bajo la Nueva Constitución de México (1917).

En ese mismo año, José Clemente Orozco viaja a Estados Unidos y en la aduana de Texas Laredo le decomisan y destruyen varias decenas de obras de la serie La casa del llanto, por ser consideradas como peligrosas a la moral y costumbres norteamericanas.

Mientras que en Jalisco, al propio tiempo, un grupo de artistas, José Guadalupe Zuno, Xavier Guerrero, Jorge Stahl, entre otros, conforman el Centro Bohemio se suman a las vibrantes polémicas sobre la forma y función del arte. Hablan de servir a la Revolución, de penetrar en la idiosincrasia de este pueblo desvalido y de las inexploradas y majestuosas culturas antiguas.

Los últimos dos años de la década de 1910-1920, reflejan un nuevo cambio en la situación del país. El primero es reconocido por la celebración de convenciones de asociaciones y sindicatos obreros, en donde se funda la CROM (Confederación Nacional Obrera Mexicana) dirigida por Luis N Morones. Y el segundo es el lanzamiento de la candidatura de Obregón a la presidencia de México, así como la fundación del Partido Comunista Mexicano.

Mientras la lucha revolucionaria continuaba, algunos pintores en su obra proyectaban la necesidad de plasmar la temática nacional.

b) 1920-1940

Una vez terminado el periodo militar revolucionario, un nuevo Estado se estaba construyendo, el cual respondía al interés de todos los sectores, considerando la justicia social como eje para consolidar la lucha armada.

En este periodo, México atraviesa tres momentos culminantes. El primero se refiere al periodo presidencial de Álvaro Obregón, tras el asesinato de Venustiano Carranza en Tlaxcaltongo, Veracruz. Él intenta mantener cierta estabilidad en el país, a pesar de que en el aspecto económico se habían visto quebrantadas las actividades mineras y agrícolas, no así la petrolera que cobrara auge al colocar a México como tercer productor mundial del hidrocarburo en un futuro. Así mismo, Adolfo de la Huerta, en su calidad de Secretario de Hacienda, trataba de negociar con los banqueros estadounidenses la deuda exterior mexicana. Dichas conferencias finalizan en el denominado “Tratado de Bucarelli”.

El segundo suceso es el periodo presidencial de Plutarco Elías Calles (1924-1928) y la guerra cristera. Periodo sumamente polémico por las diferencias entre Iglesia y Estado. Calles proseguía con las obras de infraestructura considerando dos aspectos fundamentales: la ampliación de la red carreta y la construcción de presas y distritos de riego para el fomento de la agricultura. Otro punto importante fue la fundación del Banco de México.

En 1926 se convoca a elecciones y uno de los candidatos fue Obregón. Nuevamente es electo presidente, pero al poco tiempo es asesinado en el restaurant La Bombilla en 1928.

El último suceso histórico dentro de este periodo, es el reconocido como Maximato[15] (1928-1934) el cual da inicio con la presidencia interina del Lic. Emilio Portes Gil.

Se hace público en 1929 el Manifiesto que anuncia la creación del Comité Organizador del Partido Nacional Revolucionario, en concordancia con las tesis callistas en el sentido de que en México había terminado la era de los caudillos y debería iniciarse la de las instituciones. Otro suceso importante de este año es el crack financiero que se genera en Estados Unidos.

En el terreno artístico y educativo se lograron grandes avances: se funda el departamento de Bellas Artes, la Universidad Nacional de México recibe su autonomía (1929) y la creación de la Secretaria de Educación Pública (1921), dirigida por José Vasconcelos, benefició con campañas de alfabetización, la dotación de bibliotecas y el envío de misiones educativas a lugares apartados.

Vasconcelos quiso fundamentar la enseñanza sobre la tradición. Para él “la tradición los llevaría a descubrir una tradición universal en la cual la mexicana se insertaba y prolongaba. Para esto había que volver también a la unidad hispanoamericana y disolver las oposiciones raciales”.[16]

La implementación de los nuevos programas de educación y política cultural en ese momento eran apoyados por varios artistas. Es por ello que José Vasconcelos y el director de la Escuela Nacional Preparatoria, Vicente Lombardo Toledano en 1922, invitan a una serie de pintores (Rivera, Charlot, Alva de la Canal, Revueltas, Leal, Cahero, Guerrero, Orozco, Amero y Siqueiros) para decorar anfiteatros, zaguanes, rellanos y patios del antiguo Colegio de San Ildefonso, en ese entonces Escuela Nacional Preparatoria, con la finalidad de reconstruir a la sociedad después de una revolución a través de obras artísticas que pudieran transmitir educación y cultura.

Es en ese momento cuando nace el movimiento muralista, que logra concretar las inquietudes que fueron madurando durante el proceso revolucionario. Sin embargo, el muralismo en la etapa presidencial de Calles se veía de la siguiente manera:

“Lo que quedó claro entonces fue que la pintura mural, al depender de la tutela del estado, estaba condicionada a los vaivenes de la situación política y a los programas culturales de los sucesivos gobiernos. También se hicieron evidentes las contradicciones implícitas en la subvención de un arte revolucionario sustentado en una ideología marxista, por parte de un estado de estructura económica capitalista el cual, sin embargo usaba esta forma de expresión artística como su mejor propaganda”.[17]

Durante el proceso de decoración del antiguo Colegio de San Ildefonso los pintores se dan cuenta de que los muros de la preparatoria se encontraban repletos de misticismo clasicista y eso no era lo más adecuado para capacitar al pueblo e impulsarlo a la acción. Así es que los pintores decidieron agruparse y crear el Sindicato de Obreros Técnicos Pintores y Escultores (1923), el cual fue considerado como un frente de lucha política. “Ellos declaraban que el objetivo estético fundamental radica en socializar las manifestaciones artísticas, tendiendo hacia la desaparición absoluta del individualismo. Proclamaban que los creadores de belleza deben esforzarse por que su labor presente un aspecto claro de propaganda ideológica en bien del pueblo, haciendo del arte que actualmente es una manifestación de masturbación individualista, una finalidad de belleza para todos, de educación y de combate”.[18]

Para ese entonces Diego Rivera realizó murales en la Secretaría de Educación Pública y en la Escuela Nacional de Agricultura de Chapingo (1926-1927). En 1927 éste parte hacia Rusia y dos años después a su regreso es nombrado director de la Academia. Mientras que Orozco a finales de este periodo, se encontraba presentando exposiciones en Nueva York, Galería Marie Sterne, y en París expone una serie de dibujos en la Galería ferme la Nuit en 1929.

Pascual Ortiz Rubio (1930-1932), asume la presidencia de la Republica, aun perteneciente al periodo político denominado Maximato, debido a que la figura principal era Calles, quien subordinaba al presidente en turno, tomando decisiones y orientando el rumbo de los acontecimientos.

Durante la Presidencia de Ortiz Rubio, México se encontraba en los momentos más críticos en términos económicos, por los efectos de la depresión económica originada en la crisis financiera de 1929. La recuperación económica ocurriría hasta 1933. Así mismo, se promulga la Ley Federal del Trabajo, la ley orgánica que reglamentaria y desarrollaría el Artículo 123[19] constitucional. Por lo que a las artes corresponde en este periodo, se retorna a lo prehispánico con Carlos Trejo y Lerdo de Tejada, quienes solicitaban a los pintores temas del pasado.

Después de la renuncia de Ortiz Rubio es designado como presidente Abelardo L. Rodríguez (1932-1934) y al finalizar su gobierno se pone fin al Maximato. Este periodo que comprende dos años fue reconocido por la reincorporación del precepto de no reelección en el Artículo 83; se fundó el Fondo de Cultura Económica (1934) a cargo de Daniel Cosió Villegas, y se crea el Departamento Agrario y la construcción de PETROMEX.

Mientras que, al propio tiempo, en lo artístico se crea La Liga de Escritores y Artistas Revolucionarios (LEAR 1934) cuya finalidad era impulsar la lucha de clases por medio de la más rigurosa y amplia campaña intelectual a favor de las grandes masa obreras y campesinas.

“Uno de los problemas más arduos que tuvieron los artistas e intelectuales de la LEAR fue tratar de conciliar su compromiso artístico; frecuentemente se debatían entre una disciplina militante que les obligaba a una aceptación casi acrítica de los modelos del realismo socialista y, por otro lado, la defensa de la libertad creadora más allá de las consignas. Hubo dos momentos en los que estas paradojas entre militancia y compromiso estético afectaron a los miembros de la LEAR: la polémica “estridentitas versus contemporáneos” y la otra, la de Luis Cardoza y Aragón, que criticó con justicia, aunque acerbamente, la exposición que la LEAR organizó en 1936”.[20]

En 1937 el Taller de Gráfica Popular iniciaba actividades. Los participantes eran Leopoldo Méndez, Raúl Anguiano, Luis Arenal y Pablo O'Higgins. Por una parte, ellos deseaban la continuidad de la sección plástica de la LEAR y, por otra tenían, el deseo de un espacio donde seguir con sus producciones.

Los miembros del Taller pertenecían, casi todos, al Partido Comunista, sumado esto a su actitud revolucionaria. Los temas que trabajaron en sus producciones reflejan fielmente una búsqueda de lo popular y una preocupación por los problemas sociales. ”Su lema principal era “Ni con cárdenas ni con Calles”, en respuesta a los conflictos ocasionados por la pugna entre cardenistas y callistas. Exigían, entre otras cosas, garantía de libertad de expresión y la reanudación de relaciones con la Unión Soviética”.[21]

En estos años se incrementa la demanda de la pintura de caballete por parte de coleccionistas y turistas, lo que ocasiona que en 1935 se abra la primera galería comercial en México, Galería de Arte Mexicano.

Con Lázaro Cárdenas en el poder, “se reabre el espacio para las actividades de socialistas y comunistas”,[22] se funda el Instituto Politécnico Nacional (IPN-1936). Se decreta la expropiación petrolera de 1938. Y en ese mismo año se crea el Instituto Nacional de Antropología e Historia. En 1939 termina la Guerra Española que inicio en 1936 con el triunfo de Franco y son recibidos en Veracruz cientos de exiliados españoles, entre ellos, una serie de artistas que marcarían influencia: Wolfang Paalen, Mathias Goeritz, Leonora Carrington, Remedios Varo, entre otros. “Sin embargo estos artistas estaban más enterados de lo que se hacía en la Europa y mas anuentes a acercase a ello que a la escuela mexicana, pero se encontraban lejos de cualquier vanguardia verdadera”.[23]

c) 1940-1960

Al finalizar el sexenio del presidente Lázaro Cárdenas y con el inicio de la Segunda Guerra Mundial en Europa, México inicia una nueva etapa de procesos tanto sociales, políticos, como un elevado crecimiento económico. Dicho crecimiento pretendía convertir al país de una nación basada en la agricultura y la exportación mineral a una nación asentada en la industria manufacturera y de servicios.

Los artistas españoles exiliados, presentaban su trabajo en diversos espacios, como es el caso de Paalen que, junto con el poeta peruano Cesar Moro e Inés Amor montan en la Galería de Arte Mexicano la exposición de Surrealismo, para la cual colaboró el famoso André Bretón.

“Este decenio estuvo influenciado por el Surrealismo y el arte fantástico, la perspectiva de la irracional y del romanticismo excéntrico se reflejo en mentalidades mexicanas como la pintura de Frida Kahlo, María Izquierdo, Manuel González Serrano, Enrique Guzmán, Nahúm B Zenil, Julio Galán y Rocío Maldonado, quienes practicaban la “sobrerrealidad” recurriendo a sus propias raíces mexicanas”.[24]

El sucesor de Lázaro Cárdenas fue Ávila Camacho. En su gobierno procuró cumplir con una estabilización en el sistema social y político y conducir al país al desarrollo industrial. Así mismo puso énfasis en reglamentar las tareas respecto a la actividad de las organizaciones patronales. En el terreno social se realizó una exitosa campaña de alfabetización y se funda en 1943 el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS).

En ese momento uno de los máximos representantes del muralismo mexicano, Diego Rivera, iniciaba una nueva serie de murales en el Palacio Nacional, sobre la vida del México Prehispánico.

En el sexenio de Miguel Alemán Valdés, se da el surgimiento del llamado “México moderno”. Dicho mandatario continúa con el estimulo del crecimiento de la industria y de las ciudades; con el fomento de las comunicaciones al modernizar las carreteras y los aeropuertos, así como la estimulación de los grandes negocios. México experimenta los primeros avances tecnológicos aplicados a los medios de comunicación. Se crea la Comisión Nacional Cinematográfica en 1947 para fomentar las películas de alta calidad e interés nacional, y para finales de los 40´s se produce en el país una fuerte devaluación del peso.

Respecto a lo artístico, en 1945, se promueve la creación del Taller de Ensayo de Materiales Plásticos y Pintura, dependiente del Instituto Politécnico Nacional. En dicho taller, dirigido por José Gutiérrez, se comenzaron a producir pinturas de resinas sintéticas para fines artísticos: vinílicas, acrílicos y silicones etílicos.

Para 1947, Diego Rivera comienza a pintar el mural titulado Sueño de una tarde dominical en la Alameda Central en el comedor del Hotel el Prado. Mientras que en el Palacio de Bellas Artes se inaugura la exposición retrospectiva de Orozco, con más de 850 obras. El catálogo de dicha exposición presenta un texto escrito por Orozco titulado “Notas acerca de la técnica de la pintura mural en México en los últimos 25 años”. Ese mismo año, el Colegio Nacional presenta su quinta exposición de Orozco con la serie los tétule. , A finales de ese año el muralista inicia su trabajo en el Teatro al Aire Libre y la decoración del vestíbulo de la Escuela Nacional de Maestros. El 7 de septiembre de 1949, José Clemente Orozco muere en la Ciudad de México.

Así mismo, ese año el Museo Nacional de Artes Pláticas ubicado en el Palacio de Bellas Artes de la ciudad, celebró la Exposición Nacional por los cincuenta años de labor artística de Diego Rivera.

En la década de 1950-1960 continúa el periodo de modernización en México y con ello el inicio de la construcción de Ciudad Universitaria, en donde se hace presente la participación de distintos pintores-muralistas para decorar sus muros. Entre ellos están Juan O’Gorman, quien decoro la Biblioteca Central; Siqueiros a quien se le asigno la Torre de Rectoría; Diego Rivera el Estadio Olímpico; Francisco Eppens y José Chávez Morado quienes realizaron murales en la plaza de ciencias. Dicho trabajo concluyó en 1954.

Un año más tarde se crea el Instituto Nacional Indigenista y el de la Juventud Mexicana. Se llevan a cabo importantes reformas sociales y económicas, con el fin de desarrollar el mercado interno y la industria, este último suceso es denominado “Milagro Mexicano”.

Al finalizar el sexenio de Miguel Alemán, Adolfo Ruiz Cortines es electo presidente. Con él se realizó un severo control de gasto público, se apoyó la construcción de caminos, redes ferroviarias, presas, escuelas y hospitales. Creó el Programa de Bienestar Social Rural para mejorar las condiciones de vida de la población e impulso el reparto agrario.

Al sucesor de Ruíz Cortines, Adolfo López Mateos le toco enfrentar una intensa agitación sindical que se manifestó en varias huelgas por parte de estudiantes y obreros. Unas de ellas fueron las huelgas ferroviarias del Sindicato de Trabajadores Ferrocarrileros de la Republica Mexicana (STFRM). Dichas manifestaciones fueron detenidas por el aparato represor del gobierno.

Para ese entonces se fundó el Colegio de México 1957. Se creó La Comisión Nacional de Libros de Textos Gratuitos en 1958, el Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE) en 1959 y una serie de conjuntos habitaciones dentro de la Ciudad de México. Así mismo, se hace presente la participación de la mujer en los comicios electorales.

“Este decenio fue testimonio de la crisis de la Escuela Mexicana de Pintura y del Muralismo, ya que fueron incapaces de renovarse, por lo que empezó a finalizar dicho periodo debido a la falta de innovación en sus contenidos, además de que la ideología de la nueva sociedad no correspondía al contexto que ellos manejaban”.[25]

En ese momento, tres pintores serian los que se convertirían en los representantes del nuevo desarrollo del arte mexicano Rufino Tamayo, Pedro Coronel y Juan Soriano.

[...]


[1] Jean Marie Cotteret, La comunicación política. Gobernantes y gobernados, Argentina, El Ateneo, 1977, p. 12

[2] Ibid. p. 13

[3] John Rawls, Liberalismo político. México, Fondo de Cultura Económica, 1996. pp. 33-34.

[4] Ibid, p.180.

[5] Raquel Tibol, Siqueiros, vida y obra, México, Colección metropolitana, 1974 p.16

[6] Silvia Sigal y Moiseev, Historia de la cultura y del arte, México, Alhambra, 1993, p. 217

[7] Fausto Ramírez, “El simbolismo en México” en El espejo simbolista Europa y México, 1870-1920, México, CONACULTA, INBA e IIE-UNAM, 2004, p.32

[8] Laura González Matute, “Pintura durante la Revolución” en A ntología arte mexicano del siglo XX, México, Asociación Mexicana de Críticos de Arte, 2002, p. 41

[9] Irene Herner, Siqueiros, del paraíso a la utopía, México, CONACULTA, 2004, p.414

[10] Para mayor información, consultar Othón, Quiroz José “La exposición de 1910 y la huelga de 1911 en La Academia de San Carlos: ¿Vanguardias Artísticas o Políticas?” en Revista electrónica Tiempo y Escritura, núm. 11, México, Universidad Autónoma de México, Diciembre de 2006.

[11] Laura González Matute, op. cit., p. 42

[12] Raquel Tibol, op. cit., p 27

[13] Irene Herner, op. cit., pp. 420-421.

[14] Laura González Matute, op. cit., p. 49

[15] El termino Maximato hace referencia a ese periodo de tiempo comprendido de 1928-1934 en el cual Calles fungía como caudillo “ Jefe Máximo de la Revolución Mexicana” y era quien dirigía todos los proceso políticos en lugar del presidente en turno, el congreso, las cortes o el partido oficial.

[16] Silvia Sigal y Moiseev, op. cit., p. 220

[17] Julieta Ortiz Gaitán, “Políticas culturales en el régimen de Plutarco Elías Calles y en el Maximato” en Arte y Coerción primer coloquio del Comité Mexicano de Historia del Arte, México, UNAM-IIE, 1992, p.197

[18] Raquel Tibol, op. cit., p. 56

[19] La reforma realizada al Artículo 123 constitucional hace referencia a la fijación del tipo de Salario Mínimo y de la participación en las utilidades a que se refiere la fracción VI. Se hará por comisiones especiales que se formarán en cada Municipio, subordinada a la Junta Central de Conciliación y Arbitraje que se establecerá en cada Estado. En efecto de esas Comisiones, el Salario Mínimo será fijado por la Junta Central de Conciliación y Arbitraje respectivamente.

[20] Eugenia, Revueltas, “La Liga de Escritores y Artistas Revolucionarios y Silvestre Revueltas”, en Diálogo de resplandor”: Carlos Chávez y Silvestre Revueltas, México, CONACULTA, 2002, p.50

[21] Leonor Morales, “El Taller de Gráfica Popular y su vinculación con el Realismo Socialista” en Arte y Coerción primer coloquio del Comité Mexicano de Historia del Arte, México, UNAM-IIE, 1992, p.205.

[22] Irene, Herner, op. cit., p. 448

[23] Jorge Alberto Manrique, “Rompimiento y Rompimientos en el Arte Mexicano” en A ntología arte mexicano del siglo XX, México, Asociación Mexicana de Críticos de Arte, 2002, p. 74

[24] Edward J. Sullivan , Arte Latinoamericano del siglo XX, Madrid, Editorial Nerea, 1996, p 35

[25] Teresa Fabela Hierro, “ Los setenta: La Llamada Ruptura” en A ntología arte mexicano del siglo XX, México, Asociación Mexicana de Críticos de Arte, 2002, p. 31

Final del extracto de 123 páginas

Detalles

Título
David Alfaro Siqueiros y su pintura mural: Entre arte político y propaganda política
Universidad
National Autonomous University of Mexico
Calificación
10
Autor
Año
2010
Páginas
123
No. de catálogo
V231833
ISBN (Ebook)
9783656496298
ISBN (Libro)
9783656496304
Tamaño de fichero
4412 KB
Idioma
Español
Palabras clave
siqueiros, arte político, muralismo
Citar trabajo
LICENCIADA EN CIENCIAS DE LA COMUNICACION Rocio Rodriguez Feregrino (Autor), 2010, David Alfaro Siqueiros y su pintura mural: Entre arte político y propaganda política, Múnich, GRIN Verlag, https://www.grin.com/document/231833

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