El climaterio en las mujeres inmigrantes ecuatorianas: Una interpretación de la vida cotidiana

Implicaciones para la práctica de enfermería


Tesis Doctoral / Disertación, 2010

291 Páginas, Calificación: 10,0


Extracto


ÍNDICE

AGRADECIMIENTOS

PARTE 1: PRESENTACIÓN Y PROPÓSITOS DEL TEMA A ESTUDIAR

CAPÍTULO 1: CONTEXTUALIZACIÓN DEL CLIMATERIO Y DESCRIPCIÓN DEL PROBLEMA A INVESTIGAR
1.1. RAZONES E INTERESES EN EL ESTUDIO DEL CLIMATERIO
1.2. CONTEXTUALIZACIÓN DEL CLIMATERIO EN EL ÁMBITO PROFESIONAL
1.2.1. Interés por el climaterio desde la práctica docente
1.2.2. Interés por el climaterio desde la práctica asistencial
1.2.3. Interés por el climaterio desde la práctica investigadora
1.2.4. Interés por el climaterio desde el ámbito de la gestión
1.3. DESCRIPCIÓN DEL PROBLEMA A INVESTIGAR
1.3.1. La mujer y el climaterio

PARTE 2: MARCO TEÓRICO

CAPÍTULO 2: EL CLIMATERIO COMO UN FENÓMENO INTERDISCIPLINAR
2.1. INTRODUCCIÓN
2.1.1. Literatura biomédica
2.1.2. Sociología de la salud y la enfermedad
2.1.3. Climaterio y feminismo
2.1.4. Percepción del climaterio entre las diferentes culturas

CAPÍTULO 3: PERSPECTIVA MÉDICA DEL CLIMATERIO
3.1. EL MODELO BIOMÉDICO
3.2. DEFINICIÓN DE CLIMATERIO
3.3. SÍNTOMAS RELACIONADOS CON EL CLIMATERIO
3.3.1. Sintomatología vasomotora y del estado de ánimo
3.3.2. Sintomatología urológica
3.3.3. Sintomatología vaginal
3.3.4. Sintomatología mamaria
3.3.5. Sintomatología sexual
3.3.6. Sintomatología cognitiva
3.3.7. Sintomatología músculo-esquelética
3.4. ENFERMEDADES RELACIONADAS CON LA DEFICIENCIA ESTROGÉNICA
3.4.1. La osteoporosis y el climaterio
3.4.2. Cáncer, enfermedad cardiaca y climaterio

CAPÍTULO 4: EL CLIMATERIO Y EL MODELO SOCIOLÓGICO
4.1. INTRODUCCIÓN
4.2. CLIMATERIO Y CONSTRUCCIONISMO SOCIAL
4.2.1. Creencias populares
4.2.2. Desigualdades en Salud
4.2.3. Clase social y salud
4.2.4. Género y salud
4.2.5. Inmigración y salud
4.3. EDAD, MUJERES Y CLIMATERIO

CAPÍTULO 5: CLIMATERIO Y FEMINISMO
5.1. INTRODUCCIÓN
5.2. TEORÍAS FEMINISTAS Y ENFERMERÍA
5.2.1. Teorías Feministas Liberales
5.2.2. Teorías Feministas Radicales
5.2.3. Teorías Feministas Socialistas
5.2.4. Teorías Feministas Post-estructuralistas
5.3. MUJERES, FEMINISMO Y CLIMATERIO
5.4. JUSTICIA SOCIAL
5.5. LA MEDICALIZACIÓN COMO MECANISMO DE DOMINACIÓN

CAPÍTULO 6: PERCEPCIÓN DEL CLIMATERIO EN DIFERENTES CULTURAS
6.1. INTRODUCCIÓN
6.2. BÚSQUEDA DE AYUDA
6.3. ACTITUDES HACIA EL CLIMATERIO
6.4. EXPRESIÓN DE SÍNTOMAS
6.5. GESTIÓN DE SÍNTOMAS Y PRÁCTICAS DE AUTOCUIDADO
6.6. PERCEPCIÓN DE SALUD
6.7. INFLUENCIA SOCIO-ECONÓMICA
6.8. PERCEPCIÓN DEL SISTEMA DE SALUD

CAPÍTULO 7: CUIDADOS DE ENFERMERÍA A LA MUJER DURANTE EL CLIMATERIO
7.1. INTRODUCCIÓN
7.2. EVIDENCIAS CIENTÍFICAS ENFERMERAS
7.2.1. Conocimientos sobre el climaterio
7.2.2. Programas de salud
7.2.3. Prácticas de autocuidado
7.2.4. Análisis de la sintomatología
7.2.5. Actitudes hacia el climaterio

CAPÍTULO 8: CONSIDERACIONES FINALES

PARTE 3: MARCO METODOLÓGICO

CAPÍTULO 9: DISEÑO DEL ESTUDIO
9.1. INTRODUCCIÓN
9.2. ASUNCIONES ONTO-EPISTÉMICAS
9.3. PERSPECTIVA TEÓRICA
9.4. METODOLOGÍA
9.4.1. Fenomenología descriptiva o eidética
9.4.2. Fenomenología interpretativa o hermenéutica
9.5. LA SELECCIÓN DEL GRUPO PARTICIPANTE
9.6. ESTRATEGIAS DE RECOGIDA DE LA INFORMACIÓN
9.6.1. Entrevistas en profundidad
9.6.2. La obtención de datos: entrevistas en profundidad

CAPÍTULO 10: EL TRABAJO DE CAMPO
10.1. DESCRIPCIÓN DEL TRABAJO DE CAMPO
10.1.1. Muestreo
10.1.1.1. El grupo de informantes
10.1.1.2. Las entrevistas: de la teoría a la práctica
10.2. EL ANÁLISIS DE LOS DATOS
10.2.1. El análisis de los datos a tiempo real
10.2.1.1. El primer contacto con los datos
10.2.1.1.1. La creación de las primeras ideas
10.2.1.2. El segundo contacto con los datos. La construcción de códigos, categorías, metacategorías y dominios cualitativos
10.2.1.2.1. De lo general a lo particular: códigos y categorías
10.2.1.2.2. De lo particular a lo general
10.2.1.3. El tercer contacto con los datos: los mapas conceptuales
10.2.1.3.1. Conservando la totalidad
10.2.1.4. El cuarto contacto con los datos: identificación de los vectores cualitativos
10.3. ASEGURANDO EL RIGOR CIENTÍFICO
10.3.1. Credibilidad
10.3.2. Transferibilidad
10.3.3. Dependencia
10.3.4. Confirmabilidad

PARTE 4: EL SENTIDO DE LOS DATOS

CAPÍTULO 11: RESULTADOS
11.1 INTRODUCCIÓN
11.2. LA DOMINACIÓN DE UNA EXPERIENCIA NATURAL
11.2.1. Ser mujer: una identidad dominada
11.2.2. Ser mujer es para ser madre
11.2.3. Aprendiendo a ser femeninas
11.2.4. ¡Hasta nunca menstruación!
11.2.5. Sexualidad: en manos de otros
11.2.6. Envejecimiento y climaterio
11.2.7. Medicalización del climaterio
11.2.8. Los profesionales de la salud y climaterio
11.2.9. Terapia hormonal como mecanismo de dominación
11.2.10. Aisladas del sistema sanitario
11.3. LA DUALIDAD COTIDIANA
11.3.1. Múltiples experiencias
11.3.2. Prácticas de autocuidado
11.3.3. Tradición y cultura en la experiencia del climaterio
11.3.4. Sistemas de información informal
11.3.5. Una vez más, adaptándose a los cambios
11.4. A MODO SÍNTESIS

PARTE 4: LAS CONCLUSIONES

CAPÍTULO 12. CONCLUSIONES
12.1. IMPLICACIONES PARA LA PRÁCTICA ENFERMERA
12.1.1. Experiencia subjetiva
12.1.2. Comprender la transición
12.1.3. La experiencia dominada
12.1.4. Derivaciones para la enseñanza
12.1.5. ¿Una cuestión de conocimientos?
12.1.6. Cuidando “al otro” y dominando “al otro”
12.2. REFLEXIÓN SOBRE EL PROCESO

REFERENCIAS

ANEXOS
ANEXO I: POSTER DE RECLUTAMIENTO
ANEXO II: GUION INICIAL DE ENTREVISTA
ANEXO III: GUION DE ENTREVISTA MODIFICADO
ANEXO IV: CONSENTIMIENTO INFORMADO

AGRADECIMIENTOS

Con la presentación de esta Tesis Doctoral se cumple uno de mis sueños, tanto a nivel personal como profesional, dos facetas de mi vida en las que importantes personas han tenido un papel señalado durante la elaboración de este trabajo.

En lo personal, debo agradecer a mi familia por contar conmigo, creer en mí y darme todo su apoyo en estos años de duro trabajo. No puedo dejar de agradecer a mi pareja el soportar mis largas horas de estudio, mi aislamiento, mis manías y mi tensión, sin protestar, siempre dándome ánimos para seguir y confiando en que este día llegaría. También doy las gracias a mis amigos y amigas, así como a mis compañeros del Centro de Atención Primaria Vila Olímpica, los cuales han sufrido de cerca todo el proceso de elaboración de este trabajo y me han demostrado respeto y cariño suficiente para seguir adelante.

En lo profesional, debo agradecer el excelente trabajo llevado a cabo por mi director de tesis. Sus acertados consejos, sus cálidas palabras de soporte y su sabiduría han sido indispensables para construir este texto que hoy presento. Especial mención merece la Sra. Montserrat Teixidor, Directora de la Escuela Universitaria de Enfermería Santa Madrona, por ver en mi aquello que yo no supe ver y que en gran medida es responsable de mi crecimiento académico. Agradecer también a la Sra. Carme Campmajó, Directora de Enfermería del EAP Dreta de l’Eixample por confiar en mi potencial y permitir mi ausencia de mi puesto de trabajo durante un año para cursar estudios de Máster en Ciencias de la Enfermería. Mi sincero agradecimiento a la directora de mi tesina de máster, Dra. Deborah Ritchie, por su capacidad crítica y su entusiasmo para motivarme en continuar mis estudios hasta lograr el doctorado; entusiasmo también recibido por la Dra. G. Vivar y la Dra. Tricas-Saura, de la Universidad de Navarra, un entusiasmo repleto de alegría, ánimos y creatividad. A la doctoranda Sra. Marcela Carrillo, por su empatía, sinceridad y generosidad ya con la que he compartido muchas horas de charlas, inquietudes, ansiedad y, por supuesto, satisfacciones. Por último, y no menos importante, un sincero agradecimiento al Departamento de Enfermería de la Universidad Europea de Madrid por creer en mi proyecto y permitir hacer realidad mi sueño.

Agradecer de forma personal la implicación en este estudio a la Sra. Anabelle Intriago por su participación indispensable en la búsqueda de informantes. Sin su inestimable dedicación y su apuesta firme por el estudio, este no hubiera sido posible. Agradezco también la participación desinteresada de Pilar López, como observadora en las entrevistas grupales. Sus sugerencias, críticas y reflexiones han sido de vital importancia para asegurar la validez de los resultados. Debo dedicar también unas palabras de agradecimiento a Carme García, por su orientación gramatical y estilística de este trabajo.

De manera especial, debo agradecer la participación desinteresada a las informantes y a todos aquellos que de un modo u otro han participado en alguna de las fases de este estudio.

A todos/as, mi más sincero agradecimiento.

PARTE 1: PRESENTACIÓN Y PROPÓSITOS DEL TEMA A ESTUDIAR

CAPÍTULO 1: CONTEXTUALIZACIÓN DEL CLIMATERIO Y DESCRIPCIÓN DEL PROBLEMA A INVESTIGAR

1.1. RAZONES E INTERESES EN EL ESTUDIO DEL CLIMATERIO

Mi nombre es Juan Manuel Leyva Moral, tengo 35 años y soy natural de L’Hospitalet, la segunda ciudad más grande de la provincia de Barcelona. Soy el cuarto y último hijo, fruto de un matrimonio de inmigrantes andaluces. Fui criado en el seno de una familia humilde católica no-practicante, con pocos recursos económicos pero con grandes valores morales y recursos sociales. Tras casi ocho años trabajando como Auxiliar de Enfermería en la sala de partos de una clínica privada de Barcelona, decidí cursar estudios de enfermería con el apoyo de mi familia y compañeros. Obtuve mi título de Diplomado Universitario en Enfermería en el año 2002 por la Escuela Universitaria de Enfermería Santa Madrona1. Inicié mi carrera profesional en la Unidad de Cuidados Intensivos del Hospital Universitario Germans Trias i Pujol de Badalona (Barcelona) para pocos años después dar un giro importante a mi carrera y dedicarme a la Atención Primaria de Salud hasta el día de hoy. En el año 2005 obtuve el título de Master en Ciencias de la Enfermería (MSc) por la Universidad de Edimburgo becado por la Fundació La Caixa. Fue a partir de este momento que entré en contacto con la investigación cualitativa y cuando se despertó el interés por continuar mis estudios.

Durante mi estancia en Edimburgo pude vivir en primera persona la experiencia de ser extranjero, de ser inmigrante. Aunque los estudiantes no éramos tan discriminados como los que iban a trabajar, tuve alguna experiencia desagradable a la hora de intentar abrir una cuenta bancaria, alquilar un piso y otros temas similares. Esta experiencia personal despertó mi curiosidad por conocer más sobre el fenómeno de la inmigración. Pocas semanas después una de las profesoras del Máster impartió una clase relacionada con la percepción e interpretación de la salud donde se discutieron temas relacionados con la influencia sociocultural, lo cual hizo aumentar mi interés por el tema, dada mi condición de inmigrante. A mi llegada a España en el 2005, entré en contacto con el mundo académico y docente formando parte, durante unos años, del equipo de profesores de la Escuela Universitaria de Enfermería Santa Madrona. Impartí las asignaturas de Cuidados de enfermería a la persona con problemas dermatológicos y Cuidados de enfermería a la persona con problemas endocrinológicos, compaginándolas con mi labor asistencial. En el año 2007 inicié la tesis doctoral que hoy presento. Pero, ¿por qué una investigación doctoral acerca del climaterio y las mujeres ecuatorianas?

Los cuidados de enfermería a la mujer siempre me han resultado interesantes (durante un periodo de tiempo me planteé la opción de realizar estudios de especialización para convertirme en matrón y aunque la realidad personal del momento no me lo permitió dicho interés permaneció). Un buen día cayó en mis manos una publicación científica que exploraba la sintomatología propia del climaterio en diferentes culturas y la heterogeneidad de sus resultados me impactó. Pocos días después, en el trabajo, comenté con una ginecóloga los resultados del artículo y me ratificó lo leído en el artículo. Ella opinaba que algunos grupos étnicos no experimentaban el climaterio del mismo modo que lo hacían las mujeres españolas. Pensé que sería interesante estudiar cómo experimentan el climaterio las inmigrantes que viven en Barcelona, y para ello elegí a las ecuatorianas, ya que son el grupo étnico dominante en dicha ciudad: ¿Cómo es el climaterio en palabras de estas mujeres?; ¿qué significa esta etapa de la vida para ellas?; ¿consideran estas mujeres el climaterio un proceso que necesita asistencia sanitaria?, ¿qué síntomas notan?, ¿cómo los gestionan?, ¿cómo actúan estas mujeres en su país?. Estas y muchas otras cuestiones acrecentaron mi interés por el tema y son estas y algunas otras aparecidas del estudio las que se intentan analizar en este trabajo.

Puede pensarse que para un hombre es difícil hablar del climaterio; de hecho la gran mayoría de trabajos existentes al respecto han sido desarrollados por mujeres. Sin embargo, para mí es precisamente todo lo contrario ya que el completo desconocimiento y la total seguridad de que nunca voy a experimentar el climaterio en mi propio cuerpo (ni otras experiencias propias de la mujer como menstruar, parir o lactar) hace que observe el fenómeno con la objetividad que requiere un trabajo de investigación, al margen de la atracción y el interés personal. Asimismo, el hecho de ser enfermero me hace plantear a diario cómo puedo cuidar de la mejor forma posible a las personas, teniendo en cuenta todos los aspectos de su vida, lo que incluye, obviamente, los cuidados de enfermería durante el climaterio.

Por último, me gustaría señalar que fui criado en una familia en la que lo relacionado con algunos aspectos de la fisiología femenina era un tabú y sólo se hablaba entre personas adultas y casadas. Esto incluía aspectos tales como la menstruación, los dispositivos absorbentes, los anticonceptivos, los preservativos y el climaterio. El climaterio era descrito como una etapa temida en la que la mujer envejecía y padecía unos síntomas característicos muy incómodos. Para los hombres de la casa y amigos, en general, el tema del climaterio era un tema de diversión, era una de las múltiples “tonterías” propias de las mujeres ante la cual se mantenían al margen. Recuerdo programas de televisión o películas de la época (década de los 80) que reflejaban este comportamiento. Por lo tanto, crecí convencido de que el climaterio era una etapa negativa en la vida de las mujeres y que, indirectamente, afectaba a la vida de los hombres, por proximidad. Sin embargo, con el paso de los años y la experiencia profesional y personal adquirida, he podido constatar que el climaterio no es necesariamente una experiencia negativa, ni mucho menos una enfermedad, como en ocasiones se ha descrito.

1.2. CONTEXTUALIZACIÓN DEL CLIMATERIO EN EL ÁMBITO PROFESIONAL

En este apartado examino y justifico mi interés por el climaterio y su relación con la práctica enfermera desde los diferentes ámbitos de actuación de la enfermería. En la actualidad, las enfermeras2 desempeñan su labor en cuatro áreas distintas pero en constante relación diferenciándose así cuatro roles. Estas áreas son: la asistencia, la docencia, la gestión y la investigación.

1.2.1. Inter é s por el climaterio desde la pr á ctica docente

Como enfermero asistencial debo reconocer mi especial interés por el cuidado de las personas en general y del adulto en particular. Considero que, aunque los aspectos relacionados con la salud de la mujer han sido ampliamente estudiados desde la biomedicina en nuestro país, no sucede lo mismo desde las ciencias sociales quedando un vacío importante en lo que a cuidados de enfermería a la mujer durante el climaterio se refiere. Segun Pelcastre- Villafuerte y cols. (2001, p. 410) “ el climaterio es, en sentido amplio, un evento biogr á fico cuya construcción se basa en las diversas opiniones, en las tradiciones populares, en el discurso del proceso desde las ciencias biológicas y desde las sociales ”.

Se han dedicado decenas de páginas en libros y revistas científicas a discutir sobre la aportación de las ciencias sociales a la práctica enfermera. Bajo mi punto de vista, la enfermería como profesión debería considerarse una profesión liberal y una disciplina de carácter social, centrada en la persona, la familia y la comunidad sin desentenderse de las características socioculturales, las necesidades específicas y el entorno físico y sociocultural que modelan la salud y el bienestar de todos los ciudadanos. Dada mi formación humanista, considero que los aspectos socioculturales juegan un papel de suma importancia a la hora de determinar patrones y conductas relacionadas con los estilos de vida, siendo esta consideración una pieza clave en la toma de decisiones en materia de salud. La salud y la enfermedad son fenómenos en estrecha relación, no sólo con las características biológicas de la población, sino que participan también en dicha construcción las características sociales de la población, así como las variables psicológicas, económicas y ecológicas. Considero que dada la actual heterogeneidad de los grupos sociales y de sus necesidades, es preciso que Enfermería se nutra de conocimientos procedentes de otras disciplinas como la antropología, la sociología o la psicología social para facilitar el abordaje holístico de dichas necesidades. Tomando las palabras de Ruiz Salvador y cols. (2006, p. 76):

“ Las ciencias sociales han realizado y hacen grandes aportes a la nueva concepción o visión que proponen los estudiosos de cómo influyen los problemas sociales en la salud humana, a la hora de abordar el proceso salud enfermedad, y pretenden no sólo identificar en el hombre la enfermedad que lo aqueja, la biolog í a de esta, su causa y la conducta a seguir; sino verlo y abordarlo como un ser no biológico sino tambi é n psicosocial que siente, sufre y padece, o sea, donde la espiritualidad tambi é n adquiere valor, que reconoce que el hombre vive inserto en sociedad o en un entorno determinado, por tanto, todas las relaciones que establezca dentro de é ste, de alguna manera, influyen positiva o negativamente sobre é l, pues que el hombre es un producto de su medio ” .

Asimismo, durante mi experiencia docente he podido detectar que en la mente de muchos alumnos continúa presente y de forma dominante el modelo biomédico por lo que muchos aspectos psicosociales del cuidado del enfermo quedan depositados en su particular departamento de “ objetos perdidos ”. Ellos saben que es preciso considerar tales condicionantes pero no siempre son tenidos en cuenta. Recuerdo perfectamente una conversación con un alumno mientras discutíamos cómo abordar el diagnóstico de diabetes. Aunque el ejemplo no tiene relación con el climaterio, considero que ilustra perfectamente como, ya desde pregrado, el alumno lleva impresa la dominancia biomédica casi de forma inconsciente:

Docente: Ante un paciente que acude a vuestra consulta diagnosticado de diabetes tipo 2, ¿ cómo priorizar í ais la planificación de vuestras intervenciones?

Alumno: Lo primero es regular los niveles de az ú car en sangre. D: Bien, pero ¿ cómo har í as eso?

AN: Pues le explicar í a lo que puede y no puede comer, insistir í a en que nunca se olvide de tomar la medicación, le recomendar í a que dejase de fumar...

D: Si, si, todo eso est á muy bien, pero ¿ no se ha parado nadie a pensar qu é significa la diabetes para esa persona? ¿ Alguien le instar í a a que le explicase cómo est á viviendo la enfermedad? ¿ Alguien se interesar í a por conocer cu á les son las dificultades con las que se encuentra esa persona a diario? ¿ Alguien le preguntar í a por los logros conseguidos hasta ahora?... en fin, ¿ alguien se interesar í a por algo m á s que el control metabólico?

Ante este discurso, los alumnos se quedaron callados y boquiabiertos. Algunos asentían con timidez, con miedo a que les hiciera explicar a ellos qué es lo que harían. Tras escasos segundos de silencio una alumna dijo:

AN: pero profe, eso son cosas del psicólogo, nosotros somos enfermeras. Y adem á s, de que me sirve a m í saber qué significa la diabetes para esa persona... pues significar á lo que para todos ¿ no?

Obviamente ese día debatimos largo y tendido. Al finalizar la clase me quedó buen sabor de boca ya que la gran mayoría entendieron y fueron capaces de aportar argumentos a las cuestiones que les planteaba. Siempre me quedará la duda de si cuando se encuentren ellos solos con los casos reales, sin el docente que les guiaba sus primeros razonamientos como profesionales, serán capaces de pensar en dichos aspectos o primarán los biomédicos.

También he podido detectar las carencias formativas en lo que a cuidados de enfermería a la mujer climatérica se refiere y en general con todo lo relacionado con el adulto mayor. Es frecuente escuchar risas y comentarios en voz baja cuando se habla de sexualidad en el anciano, incluso hay quien pone cara de asco. Son habituales los comentarios del tipo “ ya no tienen edad para eso ” y, desgraciadamente, no sólo entre los alumnos, sino también entre profesionales. No poseo ninguna experiencia que ilustre específicamente la actitud del alumnado en relación al climaterio ya que era otro docente quien impartía la asignatura de enfermería Materno-infantil pero por conversaciones mantenidas con dicha profesora, para el alumnado los aspectos relacionados con la vivencia del fenómeno quedan en un segundo plano a no ser que se les inste a pensar en ello.

1.2.2. Inter é s por el climaterio desde la pr á ctica asistencial

Durante mi práctica asistencial y académica he detectado una desmesurada intención a estandarizar los cuidados de enfermería. En relación a los planes de cuidados estandarizados, Rifà y cols. (2006, p. 96) aseguran que impulsarán el desarrollo profesional y que “ facilitar á n la atención enfermera de la población inmigrante, dado que se adaptan mejor a su problem á tica e idiosincrasia y mejoran la calidad asistencial a este colectivo ”. Se han descrito 3 ventajas fundamentales del uso de planes de cuidados de enfermería estandarizados (Junta de Andalucía, 2006):

1. Previenen la variabilidad asistencial ya que normalizan la práctica mediante la creación de un lenguaje común y una metodología homogénea que propicia la identificación de las intervenciones necesarias para cada paciente, familia y entorno.
2. Aumentan la eficiencia de los cuidados y permite la evaluación de los resultados basada en indicadores.
3. Mejoran la práctica enfermera basada en la evidencia científica.

Si dicha estandarización significa aplicar un conjunto de cuidados exactamente igual a todas las personas afectadas de una determinada condición, no estoy de acuerdo en dicha estandarización ya que reduce la capacidad de reflexión y el proceso de toma de decisiones a intervenciones algorítmicas, quitando espacio a la creatividad, a la personalización y, por supuesto, anulando en cierta medida el criterio profesional. De acuerdo con Medina Moya (2005, p. 83):

“ Los PAES3 y los Diagnósticos de Enfermer í a, en tanto que arquetipo de la razón t é cnica, esto es como modelo jer á rquico, lineal, r í gido y normativo, que prescribe la acción de cuidar, no resuelven los problemas que la enfermera encuentra durante la acción, sino que los ocultan y distorsionan, porque proporcionan una imagen reductora y simplista de los mismos, y porque no tienen en cuenta la complejidad, multidimensionalidad y ambig ü edad esencial de la acción de cuidar. Son modelos poco pr á cticos, ya que tienden a reducir la capacidad de juicio cl í nico ”

Ahora bien, si la estandarización de los cuidados significa obtener mayor cantidad de tiempo para la individualización de estos, creo que puede resultar más que beneficioso tanto para el paciente como para el profesional. Lo ideal sería alcanzar un estado de armonía entre la estandarización y la individualización. Si a todo lo expuesto le añadimos la importante y creciente realidad que está experimentando nuestro país como es el fenómeno de la inmigración, defiendo con más ahínco mi postura en contra de la estandarización de los cuidados y propongo la adaptación cultural de los cuidados de enfermería.

1.2.3. Inter é s por el climaterio desde la pr á ctica investigadora

Como enfermero investigador destaco la carencia de estudios relacionados con la interpretación del climaterio en mujeres inmigrantes en nuestro país. Si el climaterio es la asignatura pendiente para muchos, el binomio climaterio- inmigración es la asignatura olvidada, siendo por lo tanto muy difícil individualizar y adaptar culturalmente los cuidados. Me resulta de especial interés participar con la comunidad científica en la mejora de la comprensión del climaterio en las mujeres inmigrantes, el cual, partiendo de la base generalista y estandarizadora de los enfoques investigadores tradicionales se cree, sin justificación, igual que el de las mujeres españolas. Debe tenerse en cuenta que durante esta etapa de la mujer, se suceden diversos acontecimientos tanto físicos como psicológicos que deben ser objeto de atención por parte de los profesionales. No obstante, un modelo tan reduccionista como el biomédico falla en analizar o reconocer la existencia de otros factores que perfilan la percepción del climaterio, aparte de los puramente biológicos. Se tiende a pensar que todas las mujeres lo experimentan del mismo modo y que, por lo tanto, necesitan las mismas intervenciones de enfermería. Esta falsa creencia podría abolirse mediante la implantación de intervenciones individualizadas en función del origen cultural. Seppilli (2000) afirma que existe una disociación entre los pilares fundamentales de la biomedicina y los discursos de la población general. Por esta razón, resulta imperativo incrementar el número de publicaciones basados en antropología de la medicina para, de este modo, controlar la calidad de las actividades sanitarias y enlazar culturalmente a los usuarios con las redes sanitarias.

Existen estudios que demuestran que los valores culturales determinan la interpretación que la mujer hace de los cambios que suceden en su cuerpo durante dicho periodo, pudiendo interpretarse el climaterio como una mejora, un retroceso o simplemente algo insustancial (Kaufert, 1996; Lock, 1998; Lock y Kaufert, 2001; Lupton, 2003). Asimismo, debo recordar que, para multitud de autores, los estudios sobre el climaterio deben tener en cuenta el contexto de la vida diaria de las mujeres así como aspectos relacionados con su estado anímico, orientación sexual, origen cultural y social, contextos sociales, ambiente familiar y el proceso de envejecimiento (Carolan, 2000; Deeks, 2003; Hewner, 2001). Actualmente las principales intervenciones de enfermería con mujeres climatéricas van enfocadas a promover una correcta adhesión al tratamiento farmacológico, prevención de patología asociada al climaterio, soporte emocional y psicológico, así como ayuda en la gestión de síntomas.

1.2.4. Inter é s por el climaterio desde el á mbito de la gestión

Como enfermero gestor mi experiencia es prácticamente inexistente por lo que no me extenderé más allá de este párrafo. Me atrevo a afirmar que la posibilidad de explorar el climaterio desde otro ángulo que no sea el de la biomedicina puede resultar más que útil a la hora de planificar la asignación de recursos (humanos, materiales y económicos) adecuados y ofrecer así cuidados de enfermería excelentes. Si los especialistas en gestión de cuidados de enfermería tienen presentes las peculiaridades de los pacientes, es decir, se interesan por sus creencias, sus valores culturales, sus referencias y las formas de vida diferentes obtendrán resultados beneficiosos y satisfactorios tanto en el paciente como el profesional. Según Casabona Martínez y Lillo Crespo (2006, p. 85):

“ Desde la gestión de enfermer í a se ve la necesidad de crear programas de gestión de la pr á ctica cl í nica donde se atienda la diversidad cultural de los pacientes-clientes atendidos por el profesional de enfermer í a en las unidades de los centros sanitarios europeos ”.

Parece obvio que abordar el climaterio de la misma forma con todas las mujeres, no resulta coste-efectivo. Si se opta por un discurso biomédico estandarizado, este resultará útil para algunas mujeres, pero no para todas. Se invertirán recursos en intervenciones que no llegarán del mismo modo a todas las mujeres, dedicando un gran número de horas de asistencia sanitaria en pronunciar discursos presumiblemente eficaces que no servirán más que para enzarzar discusiones y fomentar la frustración tanto del profesional como del usuario: habrá mujeres que consideren el climaterio como un proceso patológico que necesita tratarse médicamente mientras que otras no querrán medicarse. Habrá mujeres que refieran una amplia y molesta variedad de síntomas, mientras que otras mujeres transitarán por el climaterio sin darse cuenta. Habrá mujeres cuyas creencias hagan que afronten este periodo de la vida de un modo particular, tomando remedios caseros, haciendo ejercicios de relajación u otras prácticas similares y habrá mujeres que no quieran oír ni hablar de ninguna de ellas. Habrá mujeres cuyos recursos socioeconómicos sean tan bajos que su problemática diaria tenga mucha más importancia que pensar en como afrontar el climaterio. Atendiendo a todas las variantes posibles, pueden surgir tantas posibilidades como mujeres hay en el mundo.

1.3. DESCRIPCIÓN DEL PROBLEMA A INVESTIGAR

Hace ya algunos años que empezó el debate sobre la existencia de un posible “síndrome menopáusico universal”. Sin embargo, resulta difícil certificar la existencia de tal síndrome a la luz de la inconsistencia de los resultados de los estudios que analizan la sintomatología propia del climaterio. Tal inconsistencia de resultados podría deberse al hecho de no considerar el contexto social en el cual se experimenta la transición del climaterio. No es posible estudiar de forma aislada la sintomatología propia del climaterio; es preciso tener presente el contexto social (Im, 2007) ya que existen gran variedad de factores que influencian la experiencia de cada mujer (Jones, 1997). Schumacher y Meleis (1994) definen el concepto de transición como el proceso por el cual pasan los seres humanos cuando aparecen cambios en sus vidas o ambientes y los consideran de importancia capital para la práctica enfermera. En el caso particular de este estudio coexisten dos periodos de transición: el climaterio y la inmigración.

Durante un gran número de años el conocimiento enfermero provenía, casi exclusivamente, de unas pocas disciplinas: la medicina, la biología, la farmacología y la psicología, principalmente. Sin embargo, el afán por poner en práctica cosas nuevas, sumado a la evidencia clara de que factores como la raza, el género o la posición social condicionan el concepto y el acceso a la salud, propició el interés de muchas enfermeras por otras doctrinas como la antropología de la salud, la sociología y la filosofía. Esta es la razón por la que en este estudio utilizo los referentes teóricos de tales disciplinas.

Los profesionales de enfermería dedican gran parte de su labor a trabajar con sus pacientes procesos de transición secundarios a cambios situacionales, de desarrollo, de salud o de enfermedad; estas situaciones de transición tienen importantes implicaciones para el bienestar y la salud (Meleis, 1997). Con relación a la población inmigrante, Leininger (1978) sugiere que la enfermera debe planificar intervenciones específicas teniendo siempre en cuenta los aspectos culturales de la persona, ya que es mediante este tipo de mediaciones con las que se promueve la salud entre las diferentes poblaciones. Leininger (citada en McFarland, 2007, p. 476) asegura que “ la cultura y el cuidado son los medios m á s amplios y hol í sticos para conceptualizar y entender a las personas... Este saber es imprescindible para la pr á ctica enfermera ”. Basándose en la Teoría del Sol Naciente de Leininger y en otras teóricas, Lipson (2000) establece tres razones fundamentales que justifican la integración de los factores culturales en los cuidados de enfermería:

1. La multiculturalidad, que a día de hoy está presente en la mayoría de los países industrializados.
2. La importancia que juegan los factores culturales en la identidad de cada individuo así como el reconocimiento por parte de la enfermera.
3. La eficacia de los cuidados de enfermería puede ser nula (o incluso contraproducente) si tales cuidados no se realizan de forma sensible y competente, esto es, teniendo presente los factores culturales de cada paciente.

Todo lo expuesto hasta ahora me hace pensar en Nettleton (1995) quien argumenta que la salud y la enfermedad son fenómenos socialmente construidos. Por lo tanto, salud y enfermedad están influenciadas no sólo por factores biológicos como la edad, sino también por factores sociales tales como el género, y la raza, entre otros. Atendiendo a estos parámetros más amplios considero importante estudiar el climaterio desde el punto de vista de las inmigrantes ecuatorianas.

Como en muchos otros países occidentales, España recibe un número importante de inmigrantes cada año. Según datos ofrecidos por el Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales (MTAS, 2007), un total de 3.536.347 de inmigrantes disponen de residencia legal en España, siendo los latinoamericanos el grupo más numeroso en nuestro medio. En la actualidad, residen de forma legal en España un total de 1.166.810 latinoamericanos, de los cuales 397.430 son ecuatorianos. La misma institución sugiere que las zonas que acogen mayor número de inmigrantes son las Comunidades Autónomas de Cataluña, Andalucía, Madrid y Valencia.

El último censo publicado por el Ayuntamiento de Barcelona (Ajuntament de Barcelona, 2007), sugiere que el patrón de inmigración presente en España, se reproduce en la ciudad de Barcelona. En dicha ciudad, constan censados un total de 117.221 latinoamericanos, de los cuales el 26% (25.351) son ecuatorianos. A grandes rasgos, puede describirse al grupo de los ecuatorianos como mayoritariamente masculino (55% Vs. 45%), de entre 25-39 años, con estudios primarios y censados principalmente en los distritos de Nou Barris, Sants- Montjuïc, Sant Martí y L’Eixample. A la luz de las cifras expuestas, resulta imperativo que los profesionales de enfermería se adapten de forma rápida a una sociedad heterogénea y cambiante para poder ofrecer cuidados adaptados a las diferentes culturas. Sin embargo, y a pesar de la evidente necesidad de cuidados de enfermería culturalmente competentes, no todos los profesionales parecen estar preparados para recibir formación continuada específica. Gea y cols. (2006) muestran que el 54,9% de los encuestados de una muestra de 434 profesionales sanitarios en la provincia de Lleida tiene interés por formarse en temas relacionados con la inmigración, siendo aquellos que desarrollan su labor en Atención Primaria de Salud los que más interés muestran. El 45,1% restante alega la falta de tiempo (45%) o el cuidado de familiares (29,1%) como causas principales para no poder realizar formación continuada. Según palabras de Simonaggio (2005, p. 9):

“ La inmigración nos plantea un gran reto que consiste en coexistir en la multiculturalidad, entendida dentro de un mismo territorio de tradiciones culturales diferentes, que no hab í amos previsto y, en definitiva, para lo que no fuimos preparados. Es normal que ahora nos encontremos confusos al respecto y que nos falten algunos instrumentos adecuados para abordarlo ya que este fenómeno ha crecido con gran magnitud ” .

1.3.1. La mujer y el climaterio

Hablar de mujeres y mediana edad exige hablar del climaterio. La visión médica del envejecimiento es, a menudo, justificada bajo la errónea creencia de principios del siglo XX, que ninguna mujer vivía más allá del climaterio. A esto debe añadírsele el pensamiento propio de aquella época, el cual consideraba que vivir más allá de la edad reproductiva iba contra natura. Estos dos pensamientos aun perduran en la mente de muchos profesionales de la salud y, también, en las propias mujeres. De hecho, se asume que la vida más allá del climaterio es el resultado de intervenciones culturales y tecnológicas que han influido favorablemente la longevidad, haciendo de las mujeres “anomal í as biológicas” (Lock y Kaufert, 2001, p. 494). Obviamente estos argumentos son erróneos. Aun así, la mayoría de las publicaciones científicas relacionadas con el climaterio en nuestro medio, coinciden en tratar dicho fenómeno como un evento estresante para la mujer, hecho que ha sido ampliamente criticado por sociólogos (Nettleton y Gustafsson, 2002) y antropólogos (Lock, 1998), así como por feministas (Kaufert, 1982; McCrea, 1983; Bell, 1987; Hunt, 1994; Kaufert, 1996; Guillemin, 1999; Klima, 2001). Estos autores indican que la experiencia del climaterio como un evento negativo es una construcción social. Sugieren que el climaterio debería entenderse como una etapa más en el desarrollo normal de la vida de las mujeres y no como una deficiencia o enfermedad.

Boughton (2002, p. 424) afirma que el climaterio, entendido como una experiencia interiorizada y relacionada con el cuerpo, es interpretado por las mujeres mediante el conocimiento y entendimiento del fenómeno, el significado (o significados) atribuido a ello por su cultura, la etapa de la vida en que sucede el fenómeno, y las internalizaciones acerca del climaterio y la mujer climatérica de las personas que rodean e interaccionan con las mujeres. El climaterio se ha convertido desde hace ya algunas décadas en algo, discutiblemente, conocido por los clínicos independientemente de las palabras de las mujeres. Por lo tanto, el objetivo principal de esta investigación es comprender el significado que las mujeres ecuatorianas climatéricas afincadas en Barcelona ciudad atribuyen al climaterio, explorando sus experiencias y percepciones.

Como he mencionado anteriormente, este estudio permite obtener información suficiente para acercarse al fenómeno del climaterio en las mujeres ecuatorianas, permitiendo a enfermeras, y otros profesionales de la salud, diseñar planes de cuidados eficientes, efectivos y culturalmente competentes para este colectivo. En definitiva, y de acuerdo con Seppilli (2000), se trata de construir y proporcionar servicios inclusivos que cubran las necesidades de las personas. Para ello, resulta imprescindible ahondar en las prácticas y discursos de las personas. Desde un punto de vista más economicista, conocer la realidad que gira en torno a las mujeres climatéricas hispanas podría influir, a su vez, de forma positiva en los presupuestos del Sistema Nacional de Salud. De acuerdo con Lillo Crespo y Casabona Martínez (2006, p. 89):

“ el cuidado culturalmente competente podr í a ayudar a mejorar el cuidado de este tipo de pacientes culturalmente distintos, favoreciendo el buen funcionamiento de los sistemas sanitarios, mejorando la satisfacción del paciente y gradualmente llegar a cambios en la pr á ctica de cuidar ”.

El conocimiento que puede extraerse de este estudio puede ser utilizado por los profesionales de enfermería y demás profesionales de la salud, para mejorar los parámetros cognitivos acerca de los aspectos relacionados con el desarrollo de la mujer. De este modo, las enfermeras podrán atender a sus pacientes de un modo más holístico, proporcionando cuidados individualizados y adaptados culturalmente. De acuerdo con Khademi y Cooke (2003) mejorar la compresión del efecto del contexto sociocultural de la mujer sobre la experiencia del climaterio, puede facilitar la comprensión del impacto de los eventos normales del desarrollo de la mujer como estresores, sobre todo en lo que a aspectos de imagen corporal y funcionamiento social se refiere. Siguiendo las sugerencias de Im y Yang (2006) es preferible generar teorías que reflejen las diferentes experiencias de salud de las mujeres que desarrollar teorías universales para dicho grupo. En definitiva, esta investigación desearía añadir nuevo material al perenne debate sobre la universalidad versus particularidad así como sobre la aplicación de cuidados basados en la biología versus cuidados culturalmente competentes. Lillo Crespo y Casabona Martínez (2006, p. 90) definen la competencia cultural como “ una capacidad, que forma parte de un continuum de los cuidados que es inherente a la pr á ctica enfermera, que implica una mirada antropológica, de car á cter cualitativo, que subyace de la perspectiva hol í stica e implica un an á lisis enfermero espec í fico... y que por tanto estar á relacionada con la pr á ctica cl í nica, la comunicación, la é tica profesional e investigadora, la investigación en cuidados, la formación y docencia enfermera, la gestión de los cuidados, la educación para la salud, etc... ” . Estos mismos autores indican que la competencia cultural en los cuidados se basa en:

1. Contribución de la perspectiva cultural, social y ambiental ante escenarios y dificultades globales de salud.
2. Formación continuada de los profesionales sobre habilidades, conocimientos, usos y costumbres de otras culturas ante la salud.
3. Aumento de la satisfacción y calidad percibida por el usuario ante los cuidados de enfermería.
4. Aumento de la calidad de los servicios sanitarios, optimización de recursos y necesidades dentro de las instituciones sanitarias.
5. Contribución de una forma humana de cuidar e investigar en cuidados.

Resumiendo todas las cuestiones expuestas en este apartado, la presente investigación tratará de dar respuesta a las siguientes preguntas:

a) ¿Cómo es la vivencia del climaterio en la mujeres ecuatorianas residentes en Barcelona?
b) ¿Cuáles son sus prácticas de autocuidado?
c) ¿Cómo gestionan estas mujeres la posible sintomatología?
d) ¿Cómo afecta el proceso migratorio a la experiencia del climaterio?

En consecuencia, los objetivos de esta tesis doctoral que se desprenden de dichas cuestiones son:

a) Identificar los sentimientos, acciones, creencias y valores de las mujeres ecuatorianas que han experimentado el climaterio.
b) Mejorar la práctica asistencial de enfermería en base a la elaboración de planes de cuidados culturalmente competentes.
c) Conocer si el proceso migratorio puede manipular la experiencia de un fenómeno tan complejo como el climaterio.

PARTE 2: MARCO TEÓRICO

CAPÍTULO 2: EL CLIMATERIO COMO UN FENÓMENO INTERDISCIPLINAR

2.1. INTRODUCCIÓN

Hace ya varios años que, desde las diferentes disciplinas, surge la imperiosa necesidad de retroalimentarse, de compartir el conocimiento y los métodos de unas y otras disciplinas para entender de forma mucho más profunda los fenómenos. Esta transferencia de métodos y conocimiento de una disciplina a otra se conoce como interdisciplinariedad (Olimpo Suárez, 2004; Nieto López, 2004). Piaget (citado en Nieto López, 2004, p. 65) consideraba la interdisciplinariedad como “ un prerrequisito del progreso investigativo ”. El trabajo interdisciplinar se esfuerza por la proliferación de nuevos y diversos ámbitos científicos con el objetivo final de expandir y desarrollar nuevas ideas y nuevos conocimientos. Por lo tanto, “ no se trata de la mera yuxtaposición de saberes o informaciones sin un sentido o sin una intencionalidad y una voluntad de trabajo que les gu í e y les dise ñ e objetivos comunes ” (Olimpo Suárez, 2004, p. 81). Desde la interdisciplinariedad se aboga por romper el patrón hermético e inmodificable del modelo biomédico basado en el positivismo que, de forma racional, fomenta el aislamiento metodológico de cada disciplina.

Según Borrero (citado en Nieto López, 2004), la interdisciplinariedad se caracteriza por un pluralismo epistemológico, ya que se considera que el conocimiento se obtiene mediante el trabajo procedente del esfuerzo de conocer la realidad desde diferentes puntos de vista. Aunque similares, la interdisciplinariedad, no debe confundirse con la multidisciplinariedad (simple yuxtaposición de varias disciplinas), la pluridisciplinariedad (caracterizada por la presencia de una disciplina dominante) o la transdisciplinariedad (cuando una disciplina funciona como nexo común analítico entre varias disciplinas relacionadas).

El fenómeno del climaterio ha sido estudiado desde diferentes campos

disciplinares y con aproximaciones metodológicas muy variadas. Para este estudio, y de acuerdo con Barile (1997), me he centrado en un enfoque desde cuatro campos disciplinares y/o enfoques teóricos:

1. biología,
2. psicología o ciencias psicosociales,
3. sociocultural o medioambiental y,
4. feminismo.

El marco teórico de esta investigación voy a fundamentarlo en la exploración de estas cuatro disciplinas y en el análisis de sus trabajos en relación al climaterio. Debo aclarar que la teoría relacionada con la psicología o las ciencias psicosociales queda incluída dentro de las otras tres teorías en la mayoría de estudios, por lo que no establezco ningún apartado especial para ella. La búsqueda bibliográfica fue compleja dada la variedad de disciplinas a explorar. A continuación se detallan las diferentes estrategias de búsqueda.

2.1.1. Literatura biom é dica

La mayoría de las referencias se consiguieron mediante búsqueda manual y electrónica. Con la intención de conocer el fenómeno del climaterio según el modelo biomédico se consultaron las siguientes bases de datos electrónicas: Cochrane Library, CINAHL, OVID Full Text, y PubMed. Las palabras clave para delimitar la búsqueda fueron: ‘menopause’, ‘physiology’, ‘treatment’, ‘health’, ‘consequences’, y ‘risks’. Se realizaron combinaciones de las palabras claves mediante operadores booleanos (and, or, not). Asimismo, la opción ‘related articles’ facilitada por PubMed también fue explotada. Opté por limitar la búsqueda a artículos publicados en inglés, castellano o catalán entre los años 1995 y 2008, para mantener el enfoque en eventos recientes.

Se incluyeron diseños experimentales, tales como Ensayos Clínicos Aleatorios (ECA) ya que son considerados un medio adecuado para establecer beneficios clínicos (Getliffe, 1997). Los ECA son considerados por muchos investigadores y metodólogos cuantitativos la “herramienta de oro” para producir evidencias científicas (Polit y Beck, 2004). Del mismo modo, se incluyeron en la búsqueda estudios no experimentales, tales como encuestas y estudios observacionales longitudinales por considerarlos una fuente apropiada para obtener datos descriptivos (Parahoo, 1997). Finalmente, teniendo presente la afirmación de Parahoo (1997, p. 94): “las revisiones sistem á ticas de la literatura producen las mejores evidencias disponibles sobre las cuales puede basarse la pr á ctica ”, decidí incluir este tipo de estudios en la búsqueda.

Se excluyeron de la revisión bibliográfica las series de casos, los estudios tipo “a propósito de un caso” y aquellos con metodología cualitativa ya que son estudios que no permiten (ni persiguen) la generalización de los datos (Parahoo, 1997) y, tal y como ya se ha expuesto anteriormente, este apartado pretende analizar el fenómeno del climaterio desde la perspectiva positivista.

2.1.2. Sociolog í a de la salud y la enfermedad

Ya se ha comentado en el apartado anterior que diversas disciplinas, como la antropología o la sociología, muestran su desacuerdo ante el discurso biomédico que hace referencia al climaterio como una patología. Para obtener información al respecto, consulté las siguientes bases de datos electrónicas: Cuiden, CINAHL, OVID Full Text, PubMed y Biosis. Asimismo, examiné otras bases de datos digitales, tales como ASSISA y CareData sin producir resultado alguno. Las palabras clave utilizadas para la búsqueda fueron: ‘menopause’, ‘midlife’, ‘culture’, ‘medicalisation’, y ‘social constructionism’. Una vez más, realicé la búsqueda mediante combinaciones booleanas (and, or, not) de las palabras claves mencionadas. Asimismo, exploté la opción ‘related articles’ facilitada por PubMed. No hubo limitación por fecha de publicación ya que el número de estudios no era muy elevado. Decidí limitar la búsqueda sólo a estudios en inglés, castellano o catalán.

Únicamente incluí en la búsqueda estudios cualitativos ya que este tipo de diseños ofrecen resultados centrados en la exploración de las experiencias, actitudes, percepciones y significados que las mujeres atribuyen al climaterio. Excluí aquellos estudios con diseños experimentales o casi-experimentales debido a sus implicaciones reduccionistas y deterministas. El reduccionismo se basa en la asunción de que todos los fenómenos pueden ser reducidos a unidades simples que pueden observarse; de forma similar el determinismo se fundamenta en la idea de que cada fenómeno se asocia con una causa específica (Parahoo, 1997).

2.1.3. Climaterio y feminismo

Para la obtención de literatura especializada en el climaterio desde el punto de vista del feminismo realicé una búsqueda inicial en Cuiden y PubMed utilizando las palabras clave “menopause” y “feminist”. Preferí utilizar combinaciones de las palabras claves mediante operadores booleanos (and, or, not). Asimismo, también exploté la opción ‘related articles’ facilitada por PubMed. Limité la búsqueda a artículos publicados en inglés, castellano o catalán entre los años 1995 y 2008, para mantener el enfoque en eventos recientes.

Al tratarse de un enfoque claramente humanista y contrario a los dogmas de la ciencia biomédica en muchos aspectos, decidí incluir tan sólo aquellos estudios con metodología cualitativa o de reflexión crítica.

2.1.4. Percepción del climaterio entre las diferentes culturas

De nuevo, recurrí a la búsqueda manual en libros y revistas así como una exhaustiva búsqueda en las bases de datos electrónicas CINAHL, OVID Full Text, PubMed, CUIDEN y CUIDATGE utilizando las palabras clave ‘menopause’, ‘midlife’, ‘meaning’, ‘ethnicity’, ‘experiences’, ‘attitudes’, y ‘perceptions’. Limité la búsqueda a estudios en inglés, castellano o catalán. Igual que en el apartado anterior, no establecí ningún límite de fecha de publicación debido a la escasez de literatura al respecto.

Tan sólo incluí estudios basados en metodología cualitativa. Esta clase de estudios se centran exclusivamente en la comprensión de la experiencia humana tal y como es vivida (Polit y Beck, 2004). Excluí de la revisión bibliográfica todos aquellos estudios cuyas bases epistemológicas se identificaban con el positivismo dados sus principios reduccionistas y su concepción de la menopausia como una deficiencia y no como un proceso o experiencia vital. Adicionalmente, consulté estudios descriptivos no experimentales y estudios correlacionales ya que este tipo de estudios ofrecen datos de gran valor sobre las características, prevalencia o intensidad del fenómeno (Polit y Hungler, 1999).

CAPÍTULO 3: PERSPECTIVA MÉDICA DEL CLIMATERIO

3.1. EL MODELO BIOMÉDICO

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) el concepto de salud no es únicamente la ausencia de enfermedad sino que se presenta como un concepto mucho más amplio, que incluye aspectos sociales y de bienestar (WHO, 1948). Desgraciadamente, esta acepción del término salud parece ausente en muchos de los libros de texto médicos de nuestro medio. El término “enfermedad” hace referencia a los cambios patológicos del cuerpo expresados por signos y síntomas, mientras que el término “dolencia” hace referencia a la particular interpretación subjetiva de los mismos (Nettleton, 1995; Amezcua, 2000; Lipson, 2000). Así, a grandes rasgos, puede afirmarse que la medicina se interesa casi en su totalidad por el estudio de la enfermedad, mientras que otras disciplinas como la enfermería, la antropología, la sociología o la psicología se interesan más por la dolencia además de por otros aspectos.

En la mayoría de países occidentales la medicina está influenciada por el modelo biomédico. Este modelo se basa en la idea de que los cuerpos pueden repararse como si de máquinas se tratase, separando claramente el cuerpo de la mente. Al mismo tiempo, el modelo biomédico afirma que todas las enfermedades son causadas por agentes biológicos específicos e identificables, sin dejar espacio para las razones sociales o psicológicas. Consecuentemente, se precisan intervenciones tecnológicas, en ocasiones sobremedidas, que dan lugar a yatrogenia o a la medicalización de algunos eventos de la vida (Nettleton, 1995). Por medicalización se entiende el tratar como un problema médico a cualquier episodio normal de la vida de una persona. De acuerdo con el modelo feminista, el modelo biomédico perpetúa las definiciones patriarcales que consideran que la mujer y su cuerpo serían entes rebeldes si no fuera por la intervención masculina y la mirada médica (Wei Leng, 1996). Esta medicalización hace difícil escuchar o entender la realidad de algunas mujeres en multitud de ocasiones (Morris y Symonds, 2004) ya que los múltiples significados y experiencias personales de las mujeres en relación al climaterio acaban reduciéndose al concepto de patología que precisa tratamiento médico. Rodrígañez y Cachaceiro (1996, p. 77) apuntan:

“ la vida humana se ha medicalizado de tal modo que incluso antes de nacer nuestra primera identidad ser á la de “ pacientes ” . Aunque todav í a no tengamos nada que curar, ya desde el ú tero deberemos someternos a todo tipo de pruebas que m á s que con nuestro bienestar tienen que ver con los intereses de la industria m é dica y farmac é utica ”.

En cierto modo son los propios profesionales médicos los que han luchado por abolir los remedios caseros y otras costumbres de curacion informales para pasar a dominar la prescripción de sustancias farmacológicas iniciándose así una pseudobatalla contra los farmacéuticos y contra las creencias de las personas. La idea es hacer creer a la población que un fármaco es mejor que un remedio tradicional (o prácticas informales) puesto que el primero lleva el aval de la ciencia y por lo tanto se asegura su eficacia y fiabilidad. Uribe Oyarbide (1996, p. 30) describe este discurso médico como “ una herramienta de imposición de actitudes y comportamientos relativos a enfermedad y salud”, por lo que la medicina pasa a ser una herramienta de control social. Esta situación ha producido un aumento en el número de visitas al médico y, en consecuencia, ha aumentado la prescripción y la demanda de fármacos (Canals y Romaní, 1996). Estos mismos autores describen la figura del médico como “ generador de consumo farmac é utico ” (Canals y Romaní, 1996, p. 58).

Pouillon (citado en Galimberti, 1996) asegura que para los Dangaleats4 era necesario haber estado enfermo para adquirir una posición social y poder participar de las actividades sociales. Por tanto, la enfermedad no era considerada un evento negativo sino más bien todo lo contrario. La enfermedad era la que daba acceso a una serie de privilegios, estados y responsabilidades. Del mismo modo, la curación no se entendía como un acto íntimo entre el enfermo y el experto sino que todo el grupo participaba en el proceso de curación intentando acabar con el mal. El mal no lo entendían como un fallo orgánico o una lesión que afectaba a la persona, más bien lo entendían como un desequilibrio en el sistema de intercambio social.

Las personas acuden ahora al médico por procesos banales. Hace pocos años se resolvían con remedios caseros o simplemente por evolución natural. En mi práctica profesional he constatado como las consultas se colapsan por procesos víricos sin importancia que no muchos años atrás ni se planteaba la posibilidad de solicitar ayuda médica. Ha surgido como una especie de necesidad de confirmación médica (o inseguridad) dejando de lado el sentido común y los cuidados básicos. Casco Solís (1996, p. 37) considera que debido a la acelerada promoción de las sociedad del bienestar (en gran medida, por la comunidad médica) se ha creado “ un ciudadano inmaduro, infantilizado, un consumidor inerme ante la menor contrariedad e incapaz de manejar la frustración ”. En su defensa, los usuarios explican que desde la inclusión de la mujer en el mundo laboral, el estilo de vida ha cambiado haciéndolo incompatible con las prácticas de antaño y siendo precisas, por tanto, soluciones rápidas en ocasiones invasivas y precipitadas. He llegado a ver padres exigir la administración de antibióticos por vía intramuscular para lograr así un efecto más rápido y, de ese modo, poder volver a ir a trabajar sin problemas. Del mismo modo, tras una encuesta realizada en el año 2007 a 52 padres de niños menores de 3 años usuarios de guarderías en Barcelona, pude constatar que un considerable número de ellos (20%) mienten con respecto a la salud de sus hijos para evitar que estos no sean aceptados en la guardería (Perramon Montoliu y cols., 2007). En la actualidad, las gran mayoría de guarderías catalanas no aceptan niños que estén pasando un proceso viral y ante la mínima sintomatología, llaman a los padres de inmediato para que los recojan, con la consiguiente afectación de la vida diaria de dichos padres.

Duran (1983, p. 113) atribuye este aumento de las consultas médicas a “ la percepción de la gravedad de la enfermedad, la capacidad para enfrentarse a los costes y la confianza en la capacidad curativa del sistema sanitario ”. Cada persona afronta su proceso de salud o enfermedad de un modo particular, en gran parte influenciado por el contexto social y cultural actual y el adquirido por los años y la propia experiencia (Uribe, 1996). Este contexto sociocultural hace que algunas personas opten por una asistencia sanitaria privada mientras que otras únicamente utilizan los servicios públicos y otras comparten ambas opciones; esto podría justificar la automedicación y podría dar sentido a la exigencia de algunas personas por ser visitados por un especialista, no conformándose con la versión de su equipo de atención primaria. En resumen, la suma del significado de los síntomas experimentados, junto a la posibilidad de adaptar sus experiencias a los servicios sanitarios y su infraestructura, modelan la actuación de las personas.

Otro grupo importante de usuarios de los servicios de salud, desencantado y decepcionado del sistema sanitario actual y de la medicalización ha optado por buscar alternativas viables y resolutivas. Se empieza a detectar un importante consumo del terapias complementarias, terapias que entienden a la persona de un modo global, terapias poco invasivas que huyen de la corrupción del modelo biomédico. Sin embargo, estas disciplinas holísticas tampoco están libres de discordias ya que alrededor de ellas también gira una importante industria relacionada con el bienestar. Según Uribe (1996, p. 396) la salud y el bienestar en el ámbito de la vida diaria se contemplan como algo “ adquirible y flexible ”, llegando en multitud de ocasiones a ser considerada como un bien más de los muchos que conforman la sociedad del bienestar, global e industrializada de hoy día. Casco Solís (1996, p. 36) afirma que el “ el bienestar es, ante todo un sentimiento vital complejo y generalizado, difundido por todo el organismo, y a medio camino entre la angustia y la dicha ... es tambi é n, si se prefiere, una valoración, una estimación, un juicio subjetivo que se hace sobre el propio estado de salud ”. Parece que la gran moneda de cambio actual ha dejado de ser el dinero o la información y ha llegado el gran momento del fenómeno social de “lo saludable”, llegando en ocasiones a ser el eje central de la vida de algunas personas y una fuente de ingresos económicos para empresarios avispados (Canals y Romaní, 1996). Este fenómeno también lo están experimentando los profesionales de la salud, ya que no hace muchos años, la mayoría de las intervenciones iban enfocadas a combatir la enfermedad mientras que ahora se persigue conseguir y mantener conductas generadoras de salud, en las que la enfermera tiene un papel estelar, sobre todo desde Atención Primaria de Salud.

Esta búsqueda del bienestar y la salud está también potenciada por la medicalización y la cultura de “lo joven”, propia de la sociedad actual. El bienestar inicialmente se relacionaba con sentimientos de autoafirmación, independencia y autoestima, además de generar sentimientos de pertinencia comunitaria e integración social. Poco a poco, fruto de la industrialización, el concepto de bienestar fue relacionándose más con los estilos de vida y consumo (Casco Solís, 1996). Por lo tanto, es lógico que algunas mujeres, abducidas por el discurso de las compañías farmacéuticas o cosméticas (en el cual la biomedicina ha colaborado en gran medida) consideren una emergencia el poder cesar la sintomatología propia del climaterio y consideren la terapia hormonal una alternativa más que válida. Ahora bien, entre las mujeres procedentes de países cuya situación económica y social es inferior a la nuestra, donde existen unas creencias y valores también diferentes a los nuestros y donde la globalización no ha hecho estragos aún, ¿ es el climaterio un fenómeno a evitar?, ¿es un proceso tan negativo como la sociedad industrial occidental en ocasiones lo ha presentado?, ¿cómo viven esas mujeres el climaterio?.

[...]


1 Debo señalar que dicha escuela universitaria, hoy desaparecida, basó su enseñanza en una filosofía guiada por los valores humanistas.

2 Dado que la enfermería es una profesión predominantemente femenina, utilizaré el término “enfermera” para referirme tanto a enfermeros como a enfermeras.

3 El Plan de Atención de Enfermería (PAE) es un sistema de planificación en la aplicación de los cuidados de enfermería. Está compuesto de cinco pasos: valoración, diagnóstico, planificación, ejecución y evaluación configurando un número de pasos sucesivos que se relacionan entre sí. La valoración incluye la recogida y organización de los datos de la persona, familia y entorno. Sirven de base para las toma de decisiones y actuaciones posteriores. El Diagnóstico de Enfermería es el juicio o conclusión fruto de la valoración de enfermería. Durante la etapa de planificación se diseñan las estrategias dirigidas a la prevención, minimización o corrección de problemas, incluyendo también la promoción de la salud. Durante la etapa de ejecución se ponen en práctica los cuidados programados. Finalmente, se realiza una evaluación que dictamina si se han conseguido los objetivos establecidos.

4 Los Dangaleats son uno de los grupos étnicos propio de las regiones montañosas del Chad.

Final del extracto de 291 páginas

Detalles

Título
El climaterio en las mujeres inmigrantes ecuatorianas: Una interpretación de la vida cotidiana
Subtítulo
Implicaciones para la práctica de enfermería
Universidad
Universidad Europea de Madrid
Calificación
10,0
Autor
Año
2010
Páginas
291
No. de catálogo
V179109
ISBN (Ebook)
9783656014577
ISBN (Libro)
9783656018186
Tamaño de fichero
2670 KB
Idioma
Español
Palabras clave
climaterio, enfermería, investigación cualitativa
Citar trabajo
Juan Manuel Leyva Moral (Autor), 2010, El climaterio en las mujeres inmigrantes ecuatorianas: Una interpretación de la vida cotidiana, Múnich, GRIN Verlag, https://www.grin.com/document/179109

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Título: El climaterio en las mujeres inmigrantes ecuatorianas: Una interpretación de la vida cotidiana



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